La prensa internacional, especialmente la argentina, suele consignar la falta de creatividad de los clubes para diseñar sus escudos. Y en ese ranking Paraguay ocupa un sitio privilegiado, porque resulta más fácil plagiar que usar el cerebro.
Cada institución tiene su propia historia y debería emplear a fondo a las personas que la representan para contar con una identidad, que sea auténtica y, de paso, evitar caer en las imitaciones que solo desnudan la carencia de ingenio.
El Deportivo Capiatá, nacido en el 2008 como representación de la Liga local, tiene un logo similar al del Rosario Centra argentino, con la diferencia de la espiga de la escoba, que verdaderamente identifica a la comunidad. Apenas pudo traspasar la frontera, para la Copa Sudamericana 2014 y enfrentar, entre otros, al poderoso Boca Juniors de Argentina, aparecieron los cuestionamientos por la imitación.
El novel Guaireña Fútbol Club competirá en la Intermedia y su emblema es igual al del Liverpool inglés, con los colores modificados. Existiendo tanta gente capaz en nuestra tierra y principalmente en la “República del Guairá”, no debería costar mucho diseñar un sello propio. En este caso la tarea sería mucho más sencilla, al ser una institución fundada recientemente para representar a la gloriosa Liga Guaireña, la más ganadora del Nacional Interligas, después de Central de Deportes.
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El Fulgencio Yegros de Ñemby le “bajó” el escudo del Fluminense de Río de Janeiro, hasta con los mismos colores. El que se “rompió la cabeza” para presentar semejante creación, de tan caradura habrá esperado una millonaria recompensa por su “original” diseño.
Nacional está plenamente identificado con su homónimo uruguayo. La historia cuenta que la Academia tenía otros colores (como los de Rubio Ñu, verde y blanco) y que en un amistoso entre ambos los charrúas obsequiaron a los albos su vestimenta tricolor y la terminaron adoptando como propia, porque encajaba justo con nuestra bandera.
Para jugar en el segundo nivel de nuestro balompié Caacupé introdujo sin miramientos el emblema del Coritiba brasileño y, con un pequeñísimo retoque, lo presentó en sociedad como novedad, pero con la tecnología a esta altura no se le engaña más a nadie.
Ejemplos existen a montones, como los de los clubes del barrio Jara, Tacuary y Sportivo Ameliano, que tienen como espejo al Santos de Brasil y a Vélez Sarsfield argentino, respectivamente. Cuando el “Tacua” –en su mejor momento deportivo– subió al escenario internacional, para la Copa Libertadores (2005 y 2007) y la Sudamericana (2007 y 2012), afloraron las “comparaciones santistas”.
A nivel interno los grandes suelen ser fuente de “inspiración”. El emergente 24 de Setiembre de Areguá es una copia fiel del Olimpia, tanto en distintivo como en vestimenta. Y son muchos los que imitan tanto al Decano, en todo (Olimpia de Itá, Olimpia de Itauguá, etc.) como a Cerro Porteño, por más que el club con mayor cantidad de denominaciones en el país sea otro, Guaraní.
Al dejar la competencia rural y al ingresar a la Asociación Paraguaya de Fútbol (Primera C), el “24” aregüeño, que vive bajo el amparo de la Virgen de las Mercedes y representa a una comunidad caracterizada con la frutilla y la artesanía, debería tener su propio estilo, más aún teniendo en cuenta sus aspiraciones de seguir escalando. Y conste que no es una entidad nueva, tiene 102 años de vida, pero en todo ese tiempo nadie se animó a levantar la mano para proponer por lo menos el cambio identificatorio.
Un llamado a concurso urgente y que el talento pueda ser valorado y premiado en su justa medida.
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