Cerro manejó el fuego

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Más que nunca el clásico tuvo calor, debido al horario elegido por razones de seguridad de los aficionados, pero olvidando la de los atletas. Cerro se adaptó mejor al “fuego” y aplastó a un Olimpia que no encontró nunca el rumbo del partido.

Cuando se toman decisiones en beneficio de la seguridad de la gente, a través de un mejor control de los movimientos de los pequeños grupos que siempre causan desórdenes, uno por lo general está a favor, pero la experiencia de ayer, con 37 grados en el momento de comenzara el juego y 40 de sensación térmica, invita a pensar que, por cuidar a los aficionados, se pasa por alto el posible perjuicio que se causa a los protagonistas del espectáculo y a este mismo, en su lucimiento.

A las circunstancias se adaptó mucho mejor Cerro Porteño, porque desaceleró y empezó a jugar la pelota con la candencia necesaria, aumentando la precisión y disminuyendo el desgaste. Olimpia intentó jugar al ritmo habitual en los primeros minutos, pronto se ahogó y ya no levantó cabeza, quedando sometido al mejor juego de su rival.

Fabbro, Mareco, Fidencio y Sasá se hicieron dueños de la pelota, con apoyo que fue aumentando de Corujo y López, hasta llegar al punto cumbre de una ráfaga de cinco minutos en que dos cabezazos, de Sasá y Mareco, encaminaron el triunfo azulgrana.

Olimpia no reaccionó y la mejor defensa para el Ciclón fue el movimiento del esférico lejos del alcance de los tímidos intentos de presión del rival. En la mejor jugada del partido, Fabbro asistió a López para el tercer tanto. La enjundia de Castorino le permitió a Olimpia descontar, pero la distancia de tres goles se restableció un minuto después con el zurdazo de “Mingo” Salcedo, para sellar la goleada del “fogoso” Ciclón.

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