De árbitro, a dirigente cerrista

Un paso no muy común fue el que dio Nelson Valenzuela, un árbitro que portó durante seis temporadas la insignia de la FIFA y que ahora es directivo de fútbol femenino de Cerro Porteño. ¿El motivo? Acompañar el crecimiento deportivo de su hija.

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Un impresionante "cambio de frente" en su vida deportiva realizó Nelson Alberto Valenzuela Rojas, un excéntrico personaje de 44 años que pasó al "freezer" en el arbitraje, por haber utilizado una vestimenta que en su momento fue calificada como "inadecuada", pero que con el correr del tiempo se fue convirtiendo en una moda.   

La consulta inicial es la relacionada a su alejamiento del referato, y la explicación fue que tuvo problemas con el entonces director de Arbitros de la APF, Carlos Maciel. "Fue por utilizar el atuendo fosforescente. Se me ocurrió usar una vez esa vestimenta, porque siempre quise innovar, y pasé tres, cuatro meses sin ser designado y ya no fui a practicar, empecé a subir de peso y me dejé".   

Nelson esperaba "otro tipo de cierre" en su carrera, que fue corta, pero buena. "Me quedé sin cumplir algunos objetivos, como llegar a un Mundial, por ejemplo".   


Valenzuela Rojas es de la promoción arbitral 1989. Al año siguiente ya llegó a Primera, siendo línea, mientras que en 1991 debutó en la máxima categoría como juez principal. En el ‘95 alcanzó el premio mayor, al recibir la insignia internacional de la FIFA. Iba por buen camino, hasta que una lesión le cortó las alas.   


Por su deseo de seguir creciendo, aprovechando su buen momento, dejó pasar un pequeño dolor, hasta que sufrió una rotura del tendón rotuliano izquierdo. "Me costó siete años poder retornar a Primera. Es que la tendinitis te obliga a descansar y yo, para no perder ese buen momento, utilizaba el método de la infiltración", explicó.   


Era volver a empezar. Ya en ese momento había perdido casi todo, la continuidad, el prestigio de seguir en el selecto grupo de jueces de la FIFA, con la posibilidad de estar en los máximos eventos, aunque había sentido el orgullo de retornar, alcanzando de nuevo su nivel, dirigiendo un par de clásicos, hasta que recibió el castigo por su vestimenta llamativa, la que ahora utilizan los jueces más renombrados del mundo. Fue todo un adelantado en ese rubro.   


Y un día se volvió dirigente, quedando instalada la interrogante de si siempre fue cerrista, pero Nelson aclaró que no, que desde chico tuvo simpatía por un club cuya sede social se encuentra en barrio Obrero –su estadio, no–, pero decidió asumir el liderazgo en la comisión directiva del fútbol femenino del Ciclón para acompañar el crecimiento deportivo de su hija, Talía Belén. "Ocurre que la comisión quedó acéfala, con la renuncia del presidente, el coronel Avalos, y me pidieron que cubra ese cargo y acepté", aseguró.   

Otro tema que se presenta con nuestro entrevistado es cómo puede reaccionar al considerar una injusticia arbitral en un juego en el que su niña sea protagonista. "La mayor parte me quedo callado, porque me tengo que controlar, ya que uno nunca termina siendo un ex árbitro, siempre es árbitro. Tuve un entredicho con una de las árbitras, por el cual me arrepiento. Fue con Cyntia Franco, en un partido en el que su asistente fue insultada en forma grosera por una jugadora de la UAA y eso era motivo de expulsión y le terminó sacando una pálida tarjeta amarilla", indicó.   


Nelson considera que el arbitraje nacional "está mejorando", luego de quedar de lado los "experimentos raros".   


En cuanto a los niveles, considera que "los Carlos (Amarilla y Torres) siguen teniendo ventaja, sobre todo por la experiencia", y en cuanto a los nuevos "le veo muy bien a Melgarejo (Sergio), y Ulises Mereles también tiene un buen perfil".   

A la pregunta de si quedó alguna bronca contra Maciel por haberlo castigado, Valenzuela dijo: "Noo, ya ni me acuerdo del tema".   

Pese a que declaró que "aún me estoy iniciando en este tema", el extravagante Valenzuela tiene campo para ir escalando en la dirigencia, como lo hizo en el arbitraje, porque cuenta con el apoyo de la comisión central del Ciclón y el acompañamiento de los padres, a quienes representa en el cargo. Lo llamativo es el paso que dio –que no es sencillo– y la fortaleza que demuestra para afrontar un presente distinto, que nunca se habrá imaginado, porque su pasión siempre fue el silbato, el despertarse temprano e ir a entrenar, el hecho de acudir a la oficina para recibir su nominación, dirigir un juego de fútbol a estadio lleno, dialogar con los protagonistas con su peculiar estilo, el estar expuesto a un sacrificio permanente, pero ahora está en otra cosa, en la vereda de enfrente.   

Para el afamado escritor brasileño Paulo Coelho, "las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial que tienen para cambiar las cosas".
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