El Gran Capitán

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Con justicia, Aurelio González fue llamado "El Gran Capitán". Mereció todos los elogios, de propios y extraños. Los olimpistas lo adoraron como jugador, pero para los demás era temido, y hasta odiado, en el buen sentido de la palabra (si es que lo tiene) y reduciendo el epíteto exclusivamente al ámbito deportivo. Y como director técnico, le dio a su club y a la selección importantes logros, y coronó su carrera clasificando a la albirroja, por primera vez en una eliminatoria, para el Mundial de Suecia 58.   

Nació en Luque, el 25 de setiembre del 1905 y falleció en la misma ciudad el 9 de julio de 1997, tras una fructífera vida deportiva de 92 años. Comenzó su carrera en el club Marte Atlético de su ciudad natal, uno de los tres clubes que luego, al fusionarse, dieron vida al Sportivo Luqueño, en 1924, y entonces pasó a jugar allí. Pero por su gran calidad, fue transferido al Olimpia, donde brilló de manera extraordinaria. Era un delantero centro hábil, fuerte, mañoso, veloz. No vacilaba en arrojar un puñado de arena a los ojos del arquero contrario si con eso ayudaba a ganar a su equipo.   

Conoció la gloria de ser campeón con el Decano, erigiéndose en su guía y líder, en los campeonatos de la Liga Paraguaya en los años de 1927, 1928, 1929, 1931, 1936, 1937, 1938 siempre con Olimpia, al que como entrenador condujo a ganar el célebre pentacampeonato de 1956 a 1960 (excepto 1959), ganando el primero de ellos en una emocionante final al fantástico equipo de Libertad de 1955, que se diluyó poco después. En el último año, dirigió a Olimpia en la primera final de la Copa Libertadores, frente a Peñarol.  

Debutó en la selección nacional el 1 de noviembre de 1924, en la Copa América de ese año, organizada por Paraguay, en Montevideo, frente a Chile, partido en el que anotó dos goles. Después de un receso de 4 años, volvió a ser convocado recién para jugar un par de amistosos, en Sajonia, frente a Uruguay, el 15 y el 19 de agosto de 1928. Fue al autor de uno de los goles en la victoria 3-1, en el primer juego. El segundo terminó 1-1. Pero su momento de mayor esplendor llegó en la Copa América de 1929, en Buenos Aires, donde se consagró goleador con 5 goles.   

Formó parte de la selección paraguaya que jugó el primer campeonato mundial, Uruguay 1930, y 28 años después volvería a la Copa del Mundo, dirigiendo a Paraguay, en Suecia, 1958. Su carrera como futbolista se resume así: 15 partidos jugados y 11 goles anotados, con una efectividad del 75 por ciento.   

Record como entrenador

Hasta el pasado martes, cuando fue igualado por Gerardo Martino, Aurelio González era el entrenador que más partidos dirigió en la historia de la selección nacional. Su récord llegó a 57 encuentros, a contar desde el 7 de julio de 1945, cuando condujo a la Albirroja a uno de sus más espectaculares triunfos de la historia: goleó a la selección argentina por 5-1, en el viejo estadio de Sajonia, con goles de los cinco delanteros: Vicente Sánchez, Delfín Benítez Cáceres, Juan Bautista Villalba, Francisco Sosa y Alejandrino Genes. En el encuentro de revancha, los argentinos se impusieron 3-1.   

Si, además, sumamos los encuentros dirigidos por el Torneo Preolímpico realizado en Colombia, en 1968, la suma total de encuentros dirigidos alcanza 63.

Mundial Suecia 1958

Pero lo más grande que conquistó don Aurelio, fue la clasificación paraguaya para el mundial de Suecia, en 1957 y sobre todo la hazaña de haber goleado a Uruguay, 5-0, el 14 de julio de ese año, con 3 goles de Florencio Amarilla y otros de Ángel Jara Saguier y Oscar Aguilera. En 1958, Paraguay jugó en la serie de Francia, Escocia y Yugoslavia, pero no pudo pasar la primera vuelta.   

Aurelio González es también el entrenador de mayor vigencia en el fútbol paraguayo, pues dirigió la selección, en varias etapas, desde 1945 hasta la Minicopa de Brasil, un amistoso frente a Chile, en 1974. Fue entrenador de la Copa América de 1946, donde fuimos terceros, igual que las dos de 1959 en Buenos Aires, y más tarde el torneo extra de Guayaquil. Dirigió también las eliminatorias de 1961, ante México.

Soldado en el chaco

Fue un personaje que raya en lo mitológico pues su patriotismo no era solo de boquilla. Cuando en 1932 le ofrecieron un jugoso contrato para jugar en San Lorenzo de Almagro, dijo un rotundo no. Y cuando le preguntaron por qué, dijo que su puesto "estaba en el Chaco, para defender a la patria" y así lo hizo, cubriéndose de gloria en los campos de batalla como en la cancha.

En nuestro medio dirigió también al Sportivo Luqueño, a River Plate y fue varias veces campeón de Interligas, con la famosa selección de la Liga Central de Deportes, hoy desaparecida.   

Nadie puede discutir su grandeza y lo mucho que hizo por el nuestro fútbol. Es un inmortal, sin lugar a dudas y uno de los 10 grandes del balompié nacional.

Su carrera en resumen

Como futbolista: 15 partidos y 11 goles en la selección nacional.  

Como entrenador: 57 partidos dirigidos a la Albirroja, con 19 ganados, 11 empatados y 27 perdidos.
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