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Para el Sportivo Luqueño no vendría mal implementar la disputa de solamente del primer tiempo, ya que en el segundo generalmente cae en su rendimiento y en consecuencia pierde sus partidos, como ocurrió en las dos últimas fechas, ante Cerro Porteño y Libertad.
No fue un gran fútbol el que propuso Luqueño en la primera etapa, pero por lo menos tuvo actitud y ganas, para llevar peligro a la valla de Muñoz.
Ante la opaca gestión de Raponi se recostó en el juvenil Carlos Martínez por derecha, quien generó las mejores ocasiones para su equipo.
Libertad comenzó a jugar desde el segundo tiempo; mediante un fútbol más prolijo y dinámico, dominó el partido, aunque el primer gol llegó con un contragolpe. Tras un córner auriazul, que pasó por Víctor Cáceres, Camacho le devolvió al “Topo” justo para encarar y eludir al golero Caballero.
Luqueño buscó el empate con desesperación y con muchos hombres en ofensiva, descuidando ya la retaguardia, lo que fue bien aprovechado por Libertad para aumentar el marcador, mediante otra contra que definió bien José Núñez, a siete minutos del final.
Luego, Nasuti marcó el tercero con golpe de cabeza, y en minuto de descuento, con otro contragolpe, Gamarra marcó el cuarto, que hizo estallar de ira a la hinchada local.
Las reacciones de siempre
Ya es costumbre en el Feliciano Cáceres, luego de cada partido, ver la reacción de la hinchada luqueña en contra de la directiva, el cuerpo técnico y de algunos jugadores.
Tras dos juegos, con 7 goles en contra (3 ante Cerro y ayer 4 contra Libertad), era lógica la manifestación de los fanáticos, que ante la ausencia del presidente, quien se fue en el tercer tanto gumarelo, se tomó contra Carlos Kiese, quien lleva solo tres juegos dirigiendo al equipo.