“Magia” en el Cardinal Deportivo

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Como nunca antes ni como en el mejor momento de su carrera futbolística, Guido Alvarenga concedió ayer, en el día del festejo de sus 48 años de edad, una imperdible entrevista al Cardinal Deportivo. “El Mago” habló de sus inicios y haber vestido la azulgrana y la franjeada.

De poco hablar, inclusive evitando tener contacto con los periodistas a lo largo de su estupendo recorrido por las canchas exhibiendo su magia, Guido Virgilio Alvarenga se soltó ayer y habló cuarenta minutos con los integrantes de la mesa del Cardinal Deportivo.

En el día de su cumpleaños Guido les “regaló” a los nostálgicos del buen fútbol un recuento de sus orígenes, de cuándo decidió a tomar con profesionalismo el deporte y tener en sus recuerdos la satisfacción de jugar por los dos más grandes de nuestro medio, Cerro Porteño y Olimpia, como haber compartido cancha con Diego Maradona.

“Mi objetivo en el fútbol nunca fue ser famoso, por eso era de poco hablar. Logré casi todo lo que me propuse”, afirmó el “Mago” y recordó que cuando lo citaron para concentrar con el equipo de Sport Colombia (su primer club) “no me presenté porque no sabía qué era concentrar”.

Guido se remontó a su humilde origen como cuando cumplía la labor de repartidor de aguas, en aquellos carritos que estirados por uno o dos caballos recorrían las calles de los barrios llevando a las casas el líquido necesario para la vida. Alvarenga asimismo no ocultó que hubo días en que “dormía en el suelo” y todas esas vicisitudes lo llevaron a apostar fuerte al fútbol. Pero para ello primero tuvo que cobrar sus primeros premios por los partidos ganados para tener la certeza de que podía vivir mejor incluso jugando al fútbol. “Un día, luego de ganar un partido, nos trajeron el famoso premio. Ahí se me prendió la lamparita y dije que me iba a dedicar en serio”, apuntó.

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“La gente me identifica más con Cerro Porteño, pero siempre respeté a la de Olimpia también, por eso me quieren de ambos lados”, manifestó Guido Virgilio, quien recordó que fue el técnico Carlos Báez el que lo llevó a barrio Obrero y que para pasar a Para Uno primero fue a Japón, volvió al Ciclón y, tras jugar en el León de México, fichó por Olimpia. En su primer clásico con el Decano fue ovacionado por ambas hinchadas y “no sabía qué hacer”.

“Algunas veces escucho que dicen que el futbolista es sacrificado. Sacrificado es querer hacer las dos cosas: jugar y farrear. Tenés que dedicarte al fútbol al ciento por ciento”, puntualizó el “10” al que admiraban propios y extraños.

“En Mandiyú, Maradona jugaba a dos toques con nosotros y nos hacía sentir que éramos inútiles”, rememoró Guido cuando le tocó ser dirigido por el ídolo argentino en 1994.

“Yo entraba a la cancha y quería hacer cosas para que la gente se salga feliz. Hoy es como que cambió un poco eso”, reclama “El Mago” Alvarenga.