Capiateños y luqueños terminaron sin dañarse uno a otro, redondeando un empate de un gol por sector.
Ambos equipos se prodigaron, especialmente en el primer tiempo, pero esa etapa terminó sin gol alguno.
En la segunda fracción, el buen juego quedó en segundo plano, pero los goles llegaron en perfectas ejecuciones de un tiro libre y de un penal, con lo que ambos tuvieron que conformarse.
En síntesis, el trabajo de los dos equipos no tuvo continuidad. Los dos generaron expectativas, pero no completaron la tarea. De ahí que el marcador no pudo haber sido más justo, al margen de errores arbitrales que pudieron haber influido.
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A los 18’ del segundo tiempo, Capiatá tuvo un tiro libre, muy cerrado hacia el sector derecho. Lo ejecutó Hugo Lusardi, de zurda, convirtiendo casi un gol olímpico.
Luqueño fue algo más ordenado que su rival. A los 33 minutos del complemento, una gran acción de Di Vanni terminó en gol, pero el árbitro lo anuló por una posición adelantada de un tercero, marcada por el línea Darío Gaona.
El desquite llegaría tras un remate de Marín que dio en la mano de Blas Irala. El capitán auriazul, Di Vanni, descolocó con técnica al arquero Servín, sellando la paridad final.
“Nos privaron de un gol legítimo”
Luqueño empató el juego en el cual iba en desventaja. Pero la visita se fue con sabor amargo del reducto capiateño. “Creo que hicimos un partido acorde con las exigencias, pero nos vamos dolidos porque nos privaron de un gol legítimo, de Di Vanni”.