Sangre, sudor y lágrimas

General Díaz conquistó anoche su clasificación a la Copa Sudamericana, al igualar 2-2 con el Sportivo Luqueño, en un partido emocionante celebrado en el “Feliciano Cáceres”, en donde el local no pudo conservar una apreciable ventaja.

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Cocodrilo que duerme se convierte en cartera. Lo que le pasó al Sportivo no se puede creer, con un primer tiempo dominante y con dos tantos arriba, señalados por Hernán Rodrigo López, el primero tras asistencia de “Piru” Contrera y el segundo con pase de Ocampo. Todo estaba bajo control; el dueño de casa alimentaba su ilusión de llegar al evento internacional del segundo semestre.

El equipo “militar” experimentó una reacción asombrosa, igualando en dos minutos, antes del cierre de la fracción inicial. Con un centro hecho gol, Alejandro Bernal estrechó diferencias y en la acción siguiente, Antonio Bareiro aprovechó su capacidad de salto y silenció el coliseo.

El segundo tiempo fue un “hervidero”. A Luqueño todo le costaba más y General Díaz contaba con espacios para marcar la diferencia.

Un párrafo especial para Luis Ovelar, un atacante potente que con algo de mejor criterio, a esta altura hubiese estado en Manchester, en cualquiera de los dos clubes poderosos de esa ciudad inglesa. Tuvo para anotar y quebrar la racha de su elenco que si bien llegó al objetivo internacional, acumuló su novena presentación sin triunfos. Claro, el “colchón” de puntos alcanzado en la temporada le dio un gran respiro.
Un espectáculo impresionante, como si fuese la definición del torneo. El Sportivo, apoyado por su gente, se fue al frente –y se regaló atrás–, pero no pudo con la sobria actuación de Bernardo Medina, quien estuvo con las luces prendidas, a diferencia de su colega Joel Silva, quien se “comió” el primer gol.

Una pequeña porción de la “Ciudad de la Música”, Luque festeja, mientras que gran parte de la comunidad quedó triste. Los hinchas de Luqueño no tienen por qué lamentarse; es más, un par de meses atrás hubiesen dado la vida por evitar el descenso del equipo, que con la sapiencia de Alicio Solalinde y el gran aporte de Rodrigo López pudo salir a flote.

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