Ypacaraí logra título en bochornoso final

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Un bochornoso epílogo tuvo en la madrugada de ayer  la final del 40º  Campeonato Nacional de Fútbol de Salón, disputado en Ypacaraí y que consagró campeón al equipo local en un partido que terminó en una verdadera batalla campal.

YPACARAI (Juan Ramón Cristaldo, Juan Ramón Avila y Juan Alvarez, enviados especiales). La selección de Ypacaraí se consagró campeón de una manera menos pensada, después de que la gente de Caaguazú decidiera abandonar el partido a los 16’28’’ del segundo tiempo (se disputan 20 minutos cronometrados por etapa) y no presentarse más en la reanudación del juego pese a ganar 1-0 con el gol de Darío Herrera.
Un estadio Bicentenario de esta ciudad repleto de público (unos 12.000 asistentes) brindó un clima de fiesta a la gran final del torneo nacional salonístico, avalado por la Federación de Fútbol de Salón del Interior, con el partido decisivo por el título entre el local Ypacaraí y  Caaguazú, pero lamentablemente tuvo un epílogo inesperado, aunque se presagiaba que iban a registrarse incidentes por el clima de nerviosismo que imperaba entre los mismos protagonistas del juego.
   Tras un primer tiempo sumamente parejo y con posibilidades de gol, por parte de ambos equipos, la etapa complementaria se volvió candente más aún después de que Herrera pusiera el 1-0 para Caaguazú a los 13’57’’.
 Una confusa jugada, donde Abel Arámbulo (Caaguazú) cayó al suelo y desde atrás recibe una patada de Alfredo Ortiz (Ypacaraí), frente a uno de los árbitros, permitió los desmanes entre los integrantes de ambos equipos y que se trasladaron a algunos componentes de la banca de suplentes de Ypacaraí y parte del público local, que agredieron a mansalva al buen portero.
La peor parte la llevó el arquero de Caaguazú, César Almirón, cuyo ojo derecho quedó totalmente cerrado y ya no le permitió seguir el partido. Por esta situación, el equipo visitante decidió retirarse del juego y los árbitros, en una actitud inexplicable, decidieron reanudar la brega, decretando así la consagración de Ypacaraí. Una fiesta así no merecía un final como el que se tuvo. Una lástima.
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