Este tema es de vital importancia para Brasil, dado que al año siguiente (2023) se revisaría el Anexo C, del Tratado de Itaipú.
Según técnicos locales, como el Gobierno brasileño nunca realiza “puntadas sin hilo”, ya calcula que va a ocurrir entre los años 2020 y 2022, cuando la deuda de la binacional caiga progresivamente de US$ 2.072 millones (2019) a US$ 2.067 millones (en el 2020), luego a US$ 2.062 millones (en el 2021); después a US$ 1.445 millones (en el 2022) y US$ 254 millones (entre enero y abril del 2023), para finalmente quedar a cero ese mismo año.
De acuerdo con técnicos paraguayos consultados, estas sucesivas mermas harán que la tarifa de Itaipú también vaya reduciéndose y que no va a ocurrir lo que muchos piensan, que tras la cancelación de la deuda de la binacional, quedaría a cada país US$ 1.000 millones, salvo que se introduzca otro concepto, pero ya por la vía de la renegociación, que habrá que plantearse ya en setiembre del 2021, porque lo que bajó va a ser muy difícil pelearlo después. Se cree que esto igualmente será difícil, considerando la presión que el sector privado brasileño (industrial, sobre todo) viene ejerciendo sobre el Gobierno para reducir el costo de la energía eléctrica en el país.
Brasil también planteó analizar el 11 próximo la flexibilización del nivel de reservorio de Itaipú, la división de la energía excedente entre ANDE y Eletrobras y condiciones para la operación con más de 18 unidades generadoras.
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