“Wasmosy también tenía bronca porque quería su parte de ese millonario reclamo, un 15% del cual correspondía a sus firmas. Un día se cobró. Fue el jueves 23 de abril de 1998 y no se pudo contener: ‘En la Argentina hay diez veces más corrupción que en Paraguay’, declaró. Se armó la batahola. Tuvo que viajar a Buenos Aires, visitar la quinta de Olivos, sentarse frente a Menem y dar las explicaciones de su exabrupto. “No te pido una, sino mil disculpas”, dijo el presidente de Paraguay. Luego de fumar la pipa de la paz, retomaron los temas comerciales”, agrega.
“... En esos días, Yacyretá había sido bautizada como BMW, una sigla creada con las iniciales de Bush, Menem y Wasmosy, los hombres que, realmente, tenían la última palabra en la EBY”, se lee también.
Añade que el director de la entidad era Jorge Pedreira, que entre 1996 y 1998 se dedicó “a ordenar la ruina administrativa en la que estaba sumida”.
Explica asimismo que elaboró un dictamen sobre todos los reclamos del contrato llamado YC-1 (obras civiles principales). “Es decir, la primera parte, de los cuales rechazó 38 y mostró sus reparos sobre otros 17. Solo aceptó pagar US$ 101 millones y revisar otros US$ 155 millones”.
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Según Pedreira, si hubiesen aplicado tasas del mercado mientras duró el contrato, la ganancia de Eriday habría sido menor de lo que fue. “Sus propios balances mostraban una utilidad que superaba el 12%. También advirtió que solo reconocía el 20% de la supuesta deuda que reclamaba Eriday”, relata.
Pedreira debió resistir “un intenso cabildeo, que incluyó al exsecretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, a Gianfranco Rizzo (del grupo Eriday) y a Wasmosy”, puede leerse en un apartado del material que subió ayer en su página la agencia de noticias argentina, gracias a un adelanto del libro del periodista Luis Gasulla: “El negocio político de la obra pública”.