Martín es papá de Jimena (19) y Fernanda (13) y, según relata, logró hacer cursos y especializaciones para afianzar sus técnicas en cocina, apuntando justamente a tener su propio emprendimiento.
Si bien trabajó muchos años en una embajada, afirma que siempre mantuvo las ganas de emprender y meterse de lleno en la cocina. Por ello, se propuso como meta ahorrar por un cierto periodo para así tener su taller de cocina.
Hoy su microempresa emplea a varias personas y está enfocada a la entrega (delivery) de comidas, que llega a diferentes empresas y organizaciones. “Nuestros productos son artesanales. También, ya estamos desarrollando alimentos congelados”, expresa. Relata que su trabajo le da múltiples satisfacciones y que sus hijas le acompañan en todo este proceso.
“En los inicios recorría con ellas empresa por empresa para dar a conocer mis productos. Fue la etapa más difícil”, apunta.
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Remarca que combinar la labor de padre y emprendedor es realmente un gran reto, pero que es cuestión de equilibrar, definir las prioridades sin dejar de lado a la familia. Añade que hay padres ejemplares que entregan lo mejor de sí en esta sociedad. “Deseo que mis hijas sean personas de bien”, subraya.