Consumidores exigen los productos reutilizables

El holandés Paul Polman, presidente de la multinacional Unilever, que produce conocidas marcas relacionadas con la higiene y la alimentación con presencia en 170 países del mundo, estuvo fugazmente en Asunción para celebrar 20 años de su compañía en el Paraguay. En esta entrevista, a la que accedió poco después de reunirse con el presidente Horacio Cartes, el influyente empresario desglosa la filosofía de Unilever, que se propuso hace 6 años reducir a cero la basura que emite y aún así ser competitivo.

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–¿Cuál es la filosofía de la sustentabilidad que promueven usted y su empresa en el mundo? En general, la gente ignora todavía sobre esa forma de hacer negocios…

–No es una filosofía. Si la temperatura sube en el verano, la gente lo sabe. Si hay más lluvia de lo normal, la gente lo sabe. Si a veces no se puede beber agua debido a la contaminación, la gente lo sabe. Entonces, en general, la gente en el mundo entero sabe que tenemos los recursos limitados para vivir junto con el planeta, y cada día más estamos jugando con el futuro de nuestro planeta.

Entonces, la manera de hacer el negocio sustentable es hacer el negocio a largo plazo. Antes de venir a Paraguay estuve en una escuela que hemos construido de manera sustentable en Uruguay. Una niña de 8 años me resumió en forma muy simple: “Si nosotros no utilizamos otra vez los embalajes y las botellas, estas se van al océano; si van al océano no hay pesca; si no hay pesca no podemos comer y si no podemos comer nos vamos a morir”. Es la realidad de la historia. Hoy las estadísticas nos dicen que solo el 10% de los embalajes se pueden reutilizar. El 90% va a la basura. Se trata de la basura más grande que hay en el mundo: o van a parar a los rellenos sanitarios o al océano. Si nosotros pudiéramos ser más eficaces con los materiales limitados que tenemos, quiere decir también que los costos bajarían. Si nosotros podemos hacer agricultura sustentable, quiere decir que la productividad sube. La gente puede ganar más dinero y asegurar el futuro también. Y eso para las empresas es lo más importante.

–Una escuela sostenible... ¿En qué consiste?

–Sí, fue construida en Uruguay. No toda la gente tiene la posibilidad de ir a una escuela con todas las medidas correspondientes. Nosotros con el equivalente de la marca (de jabones) Omo, hemos construido allá una escuela que utiliza llantas de autos, botellas de vidrio y de plástico, latas y otros materiales que usualmente irían a la basura, para armar la estructura edilicia, además del aprovechamiento de la luz y la ventilación, además de compensar frío y calor y optimizar la utilización de la energía, todos conceptos que requieren pensar cómo hacerlo. Nosotros tenemos más de 500 fábricas en el mundo entero, todas con cero emisiones de residuos a los rellenos sanitarios, lo que significa que hay sistemas de reciclado de reducir la cantidad de basura que emitimos, después reutilizar y luego reciclar en conjunto con otras organizaciones. Eso permite que nuestra basura no termine en los vertederos. En Paraguay también lo hacemos. Tanto nuestro centro de distribución como nuestras oficinas en Villa Elisa están bajo el mismo programa de cero envío de basura a los rellenos sanitarios. Equivale a menos costos, más calidad, más motivación de la gente. Tiene sentido. Solamente hace falta pensar un poco diferente.

–¿Cómo dejar de tirar? Siempre hay basura que tirar...

–No, no. Si piensas en qué lo utilizamos, no necesitas hacerlo. Es una manera de pensar en la vida. En la naturaleza no hay basura. En el planeta la naturaleza utiliza todo, recicla todo. Los seres humanos somos los que comenzamos a producir de una manera lineal. Entonces, si uno piensa: ¿cómo la madre naturaleza lo hace mejor que nosotros? A medida que pasa el tiempo la gente, las empresas lo entienden cada vez más. A largo plazo otorga competitividad.

–¿Y qué pasa con lo sintético y los hidrocarburos?

–Es importante (superarlos) a largo plazo. Afortunadamente aquí tienen la energía hidráulica que es muy verde. En la COP 21 (Conferencia de Cambio Climático) desarrollada en París en diciembre pasado, todos los países se han convencido de que el planeta no puede soportar dos grados más de calor y la mayor razón de ese calentamiento es la emisión de CO2 (las emisiones de dióxido de carbono son las que provienen de la quema de combustibles fósiles y de la fabricación del cemento. Incluyen el dióxido de carbono producido durante el consumo de combustibles sólidos, líquidos, gaseosos y de la quema de gas). Entonces ahora todos los países, incluyendo Paraguay, han acordado reducir estas emisiones para asegurar que podamos vivir más tiempo en este planeta. El Paraguay por ejemplo se comprometió a reducir al año 2030, el 30% de su emisión de CO2. Todos los países lo han hecho. Si todos lo hacemos va a cambiar nuestra dependencia del carbono en nuestra economía. Es una nueva enorme oportunidad tanto para las nuevas inversiones como para evitar el problema del calentamiento.

–¿Y la competencia? ¿Y las pérdidas para la empresa?

–Estamos en una situación en el mundo en la que se pueden hacer tantas cosas que podemos realizar, que son mejores para el planeta y que ahorran dinero, que aumenta la competitividad. Nosotros cambiamos a cero emisión de basura en todas nuestras fábricas y eso ha aumentado nuestra competitividad. Además, los consumidores preguntan cada vez más. Si compran un producto como Omo o Knorr quieren saber si se produce de manera sostenible. En los últimos 6 o 7 años, Unilever ha tenido un crecimiento por encima del mercado cada año pero también por encima de la competencia a costa de producir productos que tienen más sentido para el consumidor. De otro modo no nos comprarían.

–¿Qué recomendación tiene para Paraguay?

–De venida en auto desde la casa del Presidente al hotel me llamó la atención la cantidad de basura que hay en la calle. Me imagino las enfermedades que se producen por falta de saneamiento y sus altos costos para el Estado. Son los más pobres los que pagan el precio.

–Hay organizaciones muy radicales que combaten el cultivo de los alimentos transgénicos, la soja transgénica por ejemplo. ¿Cuál es su opinión?

–Para Paraguay y para la región lo más importante es asegurar que la producción se realice de manera sustentable. Se han perdido muchos bosques, 93%, y la gente necesita de esos bosques para asegurar que el ciclo climático sea constante. La razón por la que el clima aquí ha subido tanto es porque no hay bosques. Nosotros tenemos plantaciones de té y alrededor de nuestras plantaciones de té hay bosques. Si los bosques desaparecen, no habrá lluvia que riegue nuestra plantación de té, por ende, la gente no puede trabajar. O sea, lo más importante siempre es que la producción se haga de manera sustentable. Es fácil cortar los bosques y producir. El costo a largo plazo sí es elevado. Por eso, hasta la producción de carne debe hacerse de manera sustentable. El desarrollo tecnológico sólo tiene sentido si estamos seguros de que la gente está protegida.

–Hay empresas que no podrían dejar de emitir gases contaminantes por su naturaleza...

–Si la empresa vende gasolina y ese es su negocio va a ser difícil que tenga cero impacto ambiental pero si todas las empresas nos proponemos cambiar las cosas es diferente. Hay muchas cosas que se pueden hacer para reducir la emisión de gases de efecto invernadero que permite al mismo tiempo ahorrar. Y cada día más empresas lo hacen en diferentes categorías de industrias.

Por ejemplo, la industria Tesla vende pocos coches si lo comparamos con General Motors, la más grande del mundo. Pero Tesla es una empresa de futuro con sus coches eléctricos. Han sacado por ejemplo hace poco el Tesla 3. En pocos días ha recibido pedidos de 325.000 personas. Eso nunca ha ocurrido en el mundo. El consumidor es quien decide. Hay una oportunidad enorme de crear este tipo de productos.

–Quiere decir que en Paraguay, la energía eléctrica debería ser gratis para estimular el uso de autos eléctricos...

– Puede ser gratis. Es lo mejor para el país. No hay polución. Una de las ventajas de Paraguay es el bajo costo de energía. Se puede al 100 por ciento. Y de hecho que una de las ventajas de inversión en Paraguay es justamente el bajo costo de energía, porque afortunadamente tienen la energía verde con las hidroeléctricas. Después de pagar por la instalación, la energía ya no se paga. Es el mismo caso que la energía eólica y la energía solar. Entonces, hay oportunidades de hacer estas inversiones y ser más competitivo a largo plazo.

–¿Cómo introdujeron la idea de negocio sustentable en la empresa?

–Hay muchas razones, como siempre. La principal es que los consumidores dicen cada vez más que solo van a comprar productos de producción sustentable. Ellos ya piensan en sus hijos y en las generaciones futuras. Unilever tiene una larga historia basada en la filosofía de que la empresa está ahí desde hace más de un siglo porque ayuda a la sociedad. Si las empresas no pueden demostrar que ayudan a la sociedad ¿para qué la sociedad las va a aceptar si están haciendo daño? Y cada vez esto es más transparente gracias al internet y otras cosas...

–¿Cómo empezó Unilever hace tanto tiempo?

–Unilever comenzó en Inglaterra con el jabón antibacterial Lifebuoy en la época victoriana para combatir los problemas de higiene por las pestes que había. Pero ahora estos problemas están en África, en India y otras partes del mundo, nuestros productos están ahí para ayudar a la sociedad. Nosotros hemos decidido hace seis años que la sustentabilidad sería nuestro modelo de negocios. Y en eso estamos. Somos la primera empresa que ha quitado de nuestros detergentes los fosfatos. Ahora el mundo ha comprendido que en los temas importantes y grandes como estos, estamos todos implicados y tenemos más cosas en común que diferencias.

Entrevista de Hugo Ruiz Olazar

(holazar@abc.com.py)

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