Dudosa calidad de algunas de las tareas de la obra superviaducto

En un recorrido realizado por la obra del superviaducto en construcción se pudo comprobar la baja calidad de algunos de los trabajos realizados por el consorcio español Corsan-Corviam. Ello demandará un constante mantenimiento por parte del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) durante toda la vida útil de la obra, estimada en 60 años. En entregas posteriores nos referiremos a otras partes constructivas.

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En un recorrido por la obra del superviaducto en construcción, nuestros especialistas pudieron verificar un incipiente deterioro en algunas de las tareas realizadas por la española Corsan Corviam Const. SA. La dudosa calidad de las mismas habría sido en complicidad con la Fiscalización y el propio MOPC. A continuación se detallan las partes cuestionadas.

Vigas de acero (riostras) en las salidas del túnel. En todos los apoyos empotrados ya se observa óxido en las planchas y tuercas de fijación. Lo correcto hubiese sido el empleo de elementos galvanizados.

Este problema de oxidación se repite en los apoyos de fijación de todas las columnas de acero de iluminación instaladas a la fecha.

Muros de vuelta de contención de los terraplenes de acceso al viaducto construidas con dovelas de hormigón. Algunas de las alas acusan una leve inclinación (falta de verticalidad), que podría desembocar en un colapso de parte de la estructura. Además, como el anclaje del sistema se confió a tensores empotrados en el terraplén para que funcione por rozamiento, si el terraplén no fue bien compactado (en capas de 30 cm medido en su posición final), podrían ocurrir deslizamientos que pongan en riesgo la estabilidad de la estructura.

Si sumamos que se eliminó el sistema de protección tipo New Jersey (estructura de hormigón armado en forma de “L”, con un ala integrado a la vía de circulación y la otra ala para proteger el muro), el roce eventual de un vehículo podría iniciar el colapso del muro. Al menos se hubiesen instalado barandas metálicas tipo Armco, que son usuales en rutas y puentes.

Columnas de hormigón de ANDE en la línea de cordones de las veredas peatonales. Al respecto, las normas de ANDE establecen que las columnas de hormigón deben ubicarse como mínimo a 50 cm del cordón de vereda para evitar trágicos accidentes, como ya ocurriera en la zona con una unidad de transporte colectivo, cuando una criatura se asomó por la ventanilla.

Pasamanos de caño negro en alas de hormigón de borde en terraplenes del acceso al viaducto. Lo correcto hubiese sido el empleo de caños galvanizados, no caños negros pintados con pintura de aluminio para disimular su calidad, lo que obligará al mantenimiento constante de esta parte de la obra.

Se rehusan a responder

Se supone que todos los trabajos habrían sido aprobados por la Fiscalización; sin embargo, a la fecha fue imposible contactar con responsables de la contratista y la fiscalización para conocer su versión, pese a que desde la dirección de Comunicación del MOPC prometieron que nos facilitaría un celular que aún aguardamos.

Por otro lado, llama la atención la “patota” discretamente armada que obstaculiza al desplazamiento de la prensa en la zona de obras; según dijeron los guardias, por ser “propiedad privada”. Vale decir que, para la empresa española, la adjudicación de los trabajos significa que ya no son obras públicas sino “privadas”, una explicación inédita, pues desde este punto de vista no se podría circular por las obras que se construyen en el país, como la Ruta 3, Ruta 8, Ruta 4, etc.

ccaceres@abc.com.py

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