El Tratado de Yacyretá, a pesar de algunas mejoras en su redacción, nunca fue respetada por nuestros socios, obviamente con la complicidad paraguaya.
La primera grave transgresión fue la Reversal de 1992, rechazada por el Senado de nuestro país. La última, el instrumento diplomático N° 2 del 28 de setiembre del año pasado, que una vez más viola el Tratado, porque entre otras anomalías, obliga al consumidor paraguayo a asumir el 50% de la deuda imputada a la EBY, a pesar del criterio de la proporcionalidad que consagra el Anexo C aún vigente. Anhelamos que este precedente no condicione las negociaciones del 2023 sobre Itaipú.
rcasco@abc.com.py