Los pobladores pensaron que sus vidas iban a cambiar cuando fueron trasladados de Ñacunday a Santa Lucía. Las promesas de convertir ese lugar en un “modelo” se hicieron con bombos y platillos, pero no pasó de ser una “gran estafa del Gobierno”, en opinión de los vecinos.
Nuestro diario una vez más verificó que no hay agua potable ni servicios sanitarios acordes a las necesidades de los moradores y que cerca del 40% de las familias afectadas viven en precarias chozas. Incluso algunas de ellas están instaladas bajo carpas. Ante la problemática, muchos vecinos deben acudir a los arroyos más cercanos del lugar y acarrear agua para el consumo y otras necesidades.
Juan Bautista Noguera, uno de los voceros de la comunidad, manifestó que desde la semana pasada están en asamblea permanente, ante la ausencia de las autoridades. “No recibimos ningún tipo de respuesta a nuestros pedidos y por eso ahora estamos analizando seriamente el siguiente paso a dar. En los próximos días se suman otras 100 familias a la manifestación que estamos haciendo frente al Indert”, destacó.
Es que varios jóvenes de Santa Lucía vienen realizando una protesta frente a la sede regional del ente rural de Ciudad del Este. Al respecto, Noguera explicó que hablaron con Jorge Vázquez, el encargado del Indert en Alto Paraná, pero que él poco o nada puede aportar en la solución del conflicto, pues quien toma la decisión es Justo Cárdenas, el presidente.
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Aseguró que no habrá tregua hasta que todos los afectados tengan su propia tierra y se cumplan las promesas del Gobierno.