Funcionarios de la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) no tienen información exacta sobre la cifra de pérdidas económicas debido a la falta de facturación por agua potable. Mencionan montos estimados que van de entre los US$ 28 millones, US$ 30 millones hasta US$ 32 millones al año.
Pero en términos porcentuales hablan de una pérdida del 47% del agua tratada en su planta de Viñas Cue.
Tomando como base la cifra intermedia de US$ 30 millones, al hacer los cálculos encontramos que en cinco años pudo no haber factura unos US$ 150 millones. Este cuantioso recurso podría haber utilizado en inversiones para nuevas redes, cambio de viejas tuberías e inclusive, en construir plantas de tratamiento de efluentes cloacales que hasta ahora no posee.
Para tener en idea, la Essap planea construir dos plantas de tratamiento de efluentes (en Varadero y San Lorenzo) y unos 30 kilómetros de red sanitaria con un préstamo de US$ 64 millones del Banco Mundial. Las pérdidas se deben a caños rotos y conexiones clandestinas, principalmente.
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Un dato para tener en cuenta: de esos US$ 30 millones, la mitad correspondería a caños rotos, según los funcionarios.
Sobre el tema debemos recordar que Osmar Sarubbi, titular de la empresa pública desde setiembre de 2013, había dicho hace un tiempo que lo aceptable para una prestadora es tener solamente dos caños rotos en cada kilómetro, y no nueve como registra la Essap.
Los caños se rompen con facilidad con la presión del agua, debido a la baja calidad de los materiales, señalaba un informe de auditoría interna del año pasado.
También hablaba del deficiente control de calidad de los materiales.
Inclusive, en el informe hablan de una mala calidad de la misma mano de obra, tanto en la instalación de nuevas redes como en la reparación de las tuberías rotas en la vía pública.
