En enero último la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap), presidida por el Arq. Osmar Ludovico Sarubbi, distribuyó unos G. 3.000 millones entre sus 2.000 funcionarios, en concepto de “bonificación por logros 2015”. A cada uno le tocó una modesta suma, G. 150.000, pero que en el conjunto suma.
Recurrimos a las autoridades para conocer el monto exacto que se desembolsó, así como la identificación de los “logros” obtenidos en el ejercicio 2015, pero nadie respondió.
Ni el titular de la empresa del Estado ni su gerente financiero, Jhoni Báez, devolvieron nuestras llamadas, tampoco los mensajes de texto. El arquitecto Sarubbi está al frente de Essap desde setiembre del 2013.
El único que nos atendió fue Ricardo Brítez, gerente administrativo, quien se excusó de hablar porque la distribución de la plata estuvo a cargo de la gerencia financiera, explicó.
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Necesitábamos conocer los detalles porque las calles están llenas de baches e inundadas con el agua potable y efluentes residuales, a causa de las cañerías rotas.
Peor aún, los usuarios se quejan amargamente a los medios de comunicación de la falta de atención de sus reclamos.
Pasa más de un mes para que las cuadrillas acudan al lugar donde miles de litro de agua se pierden o donde socavó algún registro cloacal.
Tampoco registró un aumento significativo de la recaudación, pese a que cambió medidores adquiridos por valor de US$ 8 millones.
Ayer justamente nuestro diario publicó que Auditoría del Poder Ejecutivo aplazó la gestión de Essap. El control se hizo mediante la implementación del Modelo Estándar de Control Interno para las Instituciones Públicas (Mecip).
