Estafadores internacionales "autentican" bonos de 1935

El caso de los US$ 16 millones y el desvío de una donación europea que involucra al padre Rubio tienen un elemento en común: Los famosos bonos oro del ‘35. Siguiendo esa pista descubrimos una red internacional de estafadores que cotizan esos títulos en US$ 230 millones. Los presuntos tasadores son investigados en EE.UU. por un monumental fraude con bonos norteamericanos del siglo pasado. La estafa supera los US$ 330 millones. El Estado paraguayo puede ser la siguiente víctima.

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Mucho antes de que los liquidadores de los bancos Unión y Oriental recibieran órdenes de transferir US$ 16 millones de ambas entidades a una cuenta bancaria en Nueva York, hubo intentos fallidos de ingresar a las míticas operaciones de alto rendimiento mediante el uso de bonos del Tesoro de Paraguay de 1935.
Años antes de que el padre José Antonio Rubio decidiera echar mano a una donación europea, destinada a la construcción de pozos de agua para familias carenciadas, su socio, Rubén Ramírez Cataldo, intentó ingresar a un programa de alto rendimiento utilizando esos mismos bonos oro del ‘35.

En ambos casos, los más recientes y polémicos de estafa financiera, los títulos del ‘35 fueron el gancho para que sus protagonistas cayeran en la trampa de las operaciones de alto rendimiento. Estas son una suerte de mito urbano de la globalización, según el cual se puede obtener ganancias fabulosas en tiempo récord merced a transacciones financieras confidenciales creadas por la Reserva Federal de los EE.UU. para canalizar recursos hacia obras humanitarias en países pobres. Una fantasía destinada, en realidad, a cazar incautos y ambiciosos, que tienen siempre la particularidad de administrar dinero ajeno.

EL ORIGEN DE TODO

El primer paso para ingresar al delirio de las operaciones de alto rendimiento se da casi siempre con ofertas relacionadas con los bonos del ‘35. Estos famosos títulos fueron autorizados el 22 de noviembre de 1935, durante el gobierno de Eusebio Ayala, y emitidos en 1939, en virtud del Decreto-Ley 14.347.

El objetivo era consolidar y refinanciar a largo plazo parte de las deudas que se habían contraído durante la Guerra del Chaco, principalmente por confiscaciones de animales y otros bienes a los ganaderos de la época.
Los documentos, sin embargo, nunca fueron cobrados. Según afirman algunos de los tenedores, Alfredo Stroessner se negó a pagarlos cuando vencieron en 1963. Desde la caída de la dictadura, cada tanto, aparecen portadores de estos títulos, con intenciones de cobrar o se hacen consultas desde diversas partes del mundo sobre la validez de los pagarés.

Las sucesivas autoridades del Ministerio de Hacienda han reiterado siempre que los mismos están caducos y solo tienen un valor numismático. El argumento legal es que el código de comercio vigente en 1963 establecía que las acciones procedentes de cualquier documento endosable o al portador, que no fuera un billete de banco, prescribían a los tres años.

En cuanto al valor real de los títulos, si se aplican estrictamente los valores de conversión establecidos en el decreto-ley que creó el guaraní en el año 1945, toda la emisión, incluyendo los intereses, apenas valdría 28 millones de guaraníes.


LOTERIA!

Pese a la insistencia oficial en que esos títulos no tienen valor, hay operadores financieros que siguen intentando colocarlos. Y lo hacen con apoyo internacional.
En el caso de los US$ 16 millones, el primero en hacer contacto con la firma que luego se quedó con el dinero de los bancos Unión y Oriental, la CQZ Holding Corp., fue el ex banquero Marcial Gómez Fernández.

Gómez Fernández intentó obtener créditos utilizando como garantía una partida de los bonos oro del ‘35. Sus títulos tienen certificación de una firma internacional, la Sterling Internacional Bahamas Ltda.
De acuerdo con esta firma, cada bono de 10.000 pesos oro emitido por el Estado paraguayo en 1935 tiene a la fecha un valor de ¡230 millones de dólares! El documento fue suscrito por el curador (un experto que autentica el documento y establece la cotización), John Klein.

De acuerdo con el informe, el Ministerio de Hacienda de Paraguay debe pagar al portador de cada título la exorbitante suma referida.


ESTAFA EN CIERNES

Hurgando en internet descubrimos que los expertos de Bahamas (un paraíso fiscal) tienen interesantes antecedentes. La "U.S Securities and Exchange Commission" (la versión estadounidense de la comisión nacional de valores) inició en octubre de 2003 una investigación contra varias personas físicas y jurídicas por posibles casos de estafa; figuran entre ellas la firma Sterling International Bahamas Ltd. y el curador John Klein.

De acuerdo con el reporte oficial de los fiscalizadores de la bolsa de valores de los EE.UU., el grupo tuvo participación en la venta fraudulenta de unos bonos históricos, valuados por los "expertos" en 330 millones de dólares. Son títulos del siglo XIX, pertenecientes a una compañía de ferrocarril.

De acuerdo con el reporte, Sterling International Bahamas y Klein tienen una inclinación particular hacia los bonos históricos; les conceden un valor extraordinario y terminan involucrados en fenomenales estafas.

Es inevitable preguntarse si también cayó algún incauto con los bonos paraguayos del ‘35. De ser así, y considerando los montos multimillonarios que se manejan, el Ministerio de Hacienda debe estar preparado para posibles demandas internacionales. El padre Rubio y los protagonistas del caso de los US$ 16 millones pueden haber sido apenas un avance de nuevos escándalos financieros.


MAÑANA: Los primeros estafados
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