–Fonplata es uno de los entes financieros más antiguos de la región. ¿Qué nos trae hoy Fonplata?
–Fonplata (Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata) fue creada en los años setenta. En los últimos cinco años ha estado en un proceso importante de reformas por voluntad de los cinco países de la región. Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Los gobiernos decidieron reformarla y relanzarla de alguna manera. Se hicieron aportes de capital muy importantes y hemos logrado aumentar el financiamiento de los países en forma muy significativa.
–¿Qué proyectos tienen con el Paraguay?
–Concretamente con Paraguay, desde 2012 financiamos más de 350 millones de dólares en obras. Una de ellas, el proyecto de carretera Santa Rosa-Capitán Bado ya está finalizando. Hay otras que están en vías de aprobación, de licitación y ejecución. Uno de los proyectos más ambiciosos que tenemos es el proyecto de carretera Alberdi-Pilar (188 km). Eso va a tener un impacto impresionante en todo el país.
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–Es muy pretencioso, así como se ve en los planos. Se van a usar pilares para cruzar los bañados...
–Sí. Alberdi-Pilar tiene dos etapas, más la circunvalación de Pilar (14 km) y otras obras portuarias. Ya está en vías de licitación.
–¿Cuánto tiempo para la culminación?
–La construcción de la obra Santa Rosa-Capitán Bado llevó cinco años. Esta carretera tiene una extensión similar. Esperamos que sea ese tiempo o menos. Tenemos otros dos proyectos que se aprobaron en Paraguay en cofinanciamiento con la CAF (Corporación Andina de Fomento) que son para mantenimiento de vías secundarias y construcción de puentes. Hay muchos puentes de madera en mal estado en varias zonas de Paraguay. Otro está destinado al mantenimiento de la red vial principal. Esos dos proyectos en conjunto con la CAF suman 300 millones de dólares.
Aspiramos seguir en esta línea, fortalecer lo que ya hicimos. Tenemos un proyecto interesante para pequeños y medianos productores con el Fondo Ganadero. Queremos seguir dentro de la agenda de desarrollo del Gobierno y acompañarlo en sus planes en aquellos lugares donde sea más necesaria nuestra presencia en el interior del país.
–¿Cómo se conjuga Fonplata dentro de este concierto de los entes que prestan dinero para el desarrollo, como el BID?
–Es una aproximación un poco distinta, un poco por tamaño. Nosotros enfatizamos sobre obras que tienen que ver con la integración, por ejemplo en zonas fronterizas o zonas de menor desarrollo relativo. Nuestros proyectos no son grandes. Estamos financiando hasta 50 millones de dólares por proyecto. Pensamos que en zonas más aisladas o más de frontera a veces no es necesario entrar con proyectos enormes para alcanzar un impacto grande entre la gente. Apuntamos fundamentalmente hacia obras de infraestructura para mejorar la calidad de vida de la gente, que incluye saneamiento, agua, a veces construcción de escuelas. El objetivo es facilitar los servicios a personas que muchas veces no reciben los beneficios de los que viven en las grandes ciudades. Centramos nuestra actividad generalmente en el interior.
–¿Cuál es la proyección que tiene Fonplata a partir de su reformulación? –Lo que hemos logrado es tener una capacidad de respuesta más importante. Somos una institución de muchísimos años, pero en los últimos cinco años hemos financiado tantos o más proyectos que los últimos 35 a 40 años anteriores.
–¿Por qué declinó su importancia hasta cinco años atrás?
–Los gobiernos no le fueron dando la prioridad que requería. Además, aparecieron otros organismos. Pero los gobernantes valoraron la importancia que tiene un organismo propio de la región. Somos cinco países hermanos que nos conocemos todos bastante bien. Todos tenemos las mismas necesidades. Tenemos un diálogo y agentes de desarrollo común. Es lo que nos permite trabajar muy bien y avanzar mediante consensos en inversiones en los cinco países...
–Apuntan a los sectores más marginales, ¿cómo específicamente? –Creemos que llegar con caminos, con saneamiento, con agua, electrificación rural, atender los pasos fronterizos para facilitar el intercambio, asuntos energéticos, son prioridades que hacen al desarrollo. Las pequeñas poblaciones tienen grandes necesidades en materia de luz, agua y condiciones sanitarias, de pronto escuelas. En esos proyectos insiste Fonplata.
–¿Cuál es la diferencia con Focem por ejemplo, creado dentro del Mercosur o con el BID? ¿No se cruzan los proyectos?
–Estamos en diálogo permanente para tratar de complementarnos y llegar, de pronto a áreas donde no llegan los otros entes financieros que apuestan a proyectos más grandes. Por ejemplo, el BID está financiando la recuperación de ferrocarriles en Argentina. La CAF también está en eso. Sin embargo, hay un pequeño tramo de conexión entre Bolivia y Argentina dentro de Argentina, de 40 km que no fue considerado por ninguno de sus proyectos, lo que impedía que la producción boliviana saliera en buenas condiciones para llegar a los puertos de Argentina. Entonces, con un proyecto de 40 millones de dólares de Fonplata se está consiguiendo recuperar la conectividad entre los dos territorios. Sin este aporte hubiera sido menos relevante el impacto de una inversión mucho más grande.
–¿Cuáles son los requisitos para acceder a estos empréstitos? –Fonplata financia fundamentalmente las agendas de desarrollo que se acuerdan con los gobiernos. Nosotros somos los primeros interesados de que el dinero le llegue también adonde está dirigido. Creemos que los gobiernos también tienen esa intención. Se llevan adelante con los procedimientos que los países tienen establecido.
–De un tiempo a esta parte se cuestiona bastante el destino y el despilfarro de los créditos y las denuncias de corrupción y enriquecimiento...
–Dentro de Fonplata no hemos tenido hasta el momento grandes problemas en cuanto a que haya desvíos de los recursos. En general, los proyectos que hemos financiado han terminado bien. Además, ayuda mucho el hecho de que son proyectos más pequeños, con lo cual es más fácil el seguimiento, el trabajo en conjunto y ver cómo se van asignando el financiamiento que estamos dando...
–¿Existe una fiscalización, un consejo de transparencia?
–Hay toda una norma de adquisiciones para las licitaciones. La cuestión es tratar de seguir lo más cerca posible el destino de los recursos. Obviamente nadie está libre de que en algún momento algo pueda pasar pero dentro de lo posible estamos muy cerca trabajando con los gobiernos para que se cumplan los objetivos y los recursos de financiamiento lleguen a la gente necesitada.
–¿Estos escándalos, como el de Odebrecht, les pusieron en alerta para blindar los proyectos?
–Es una buena pregunta. Es algo muy interesante lo que ha pasado en Brasil y que, de alguna manera ha salpicado al resto de la región, a través de enormes empresas como esa. Nos lleva a repensar de alguna manera, a revisar los mecanismos de control. También es un llamado a la responsabilidad, no solo dentro del sector público sino también del sector privado. En estos hechos (como Odebrecht) hubo participación de los dos para el desvío de fondos, incidir en licitaciones que en lugar de ser transparentes eran muy oscuras. Hemos tomado muchas lecciones de lo que pasó para ajustar los mecanismos de control.
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