Todas estas instancias y los millonarios gastos que traerán consigo no se hubieran generado jamás si Petropar honraba su pasivo, o al menos mostrara en su momento un interés real de hacerlo, y no recién después de haberse desatado un feroz enfrentamiento político entre nuestros países. Debió hacerlo, por ejemplo, a finales de 2013, durante este gobierno, cuando venció el plazo estipulado en el acuerdo de renegociación de la deuda. Sin embargo, la actual administración, al igual que los irresponsables gobiernos anteriores que tuvimos, no amortizó ni un solo dólar esta deuda. Es más, se desentendieron del tema, y actuaron con total desinteligencia al insistir con absurdas propuestas de “quitas” cuando Venezuela ya adoptó una postura visceral contra Paraguay, ante nuestra correctísima posición ante la OEA, contra el régimen de Maduro. Mucho antes de esto, PDVSA dio señales para allanar el pago de nuestra deuda, con varias notas enviadas específicamente entre abril y mayo últimos; pero en Petropar estaban más ocupados en una sobrefacturación de US$ 5 millones en la compra de garrafas. Luego cargan sobre la ciudadanía el alto costo de su negligencia, corrupción y desinteligencia.
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