Futuros gobiernos heredarán la ruta más cara que se haya hecho en el país

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El Gobierno ya adjudicó y está próximo a firmar contrato para la obra que será la ruta más cara que se haya hecho en el país, con un precio promedio de 2,8 millones de dólares por kilómetro (sin financiamiento) y más de 5 millones de dólares por kilómetro (con financiamiento incluido). Se trata del ensanche de las Rutas 2 y 7, que se adjudicó por alianza público-privada (APP) a la única oferta que se presentó, como producto de una “alianza” entre oferentes, que anuló la competencia a último momento, asegurando la adjudicación.

El primer proyecto APP adjudicado por el gobierno del presidente Horacio Cartes, el ensanche de las Rutas 2 y 7, se convertirá en una de las rutas más caras que se hayan hecho en el país. Su costo por kilómetro, en comparación con otras similares, y la “alianza” de último momento entre varios oferentes para anular la competencia y asegurar la adjudicación para los tres, hacen sospechar.

Una obra de ensanche, de características muy similares a esta, es la que empezó a ejecutar el consorcio Tape Porã, pero por poco más de 1 millón de dólares el kilómetro, según había manifestado el gerente del consorcio, Miguel Telesca.

Los 415 millones en que se estima el precio “contado” de la construcción, entre 149 kilómetros que tiene el trazado, resultan en un precio de 2,8 millones de dólares por kilómetro.

Sin embargo, ese precio no incluye el financiamiento, tratándose de un régimen en el que el oferente gana no solo con la obra, sino también con el financiamiento.

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Si a este precio se le suma el financiamiento, la obra termina costando más de 5 millones de dólares por cada kilómetro.

Alianza de último momento

La unión de dos grandes firmas, la portuguesa Mota Engil y la española Sacyr, hizo imposible que exista competencia en el primer proyecto de alianza público-privada (APP) que adjudicó el Gobierno.

De acuerdo con Rafael Gómez del Río Sanz-Hernanz, consejero delegado de Sacyr Concesiones, apenas en mayo de este año acordaron consorciarse con la Mota Engil y la empresa paraguaya Ocho A para presentarse como grupo.

Esa alianza de última hora quedó en evidencia el día de la apertura de sobres, que se realizó en junio, un mes después, porque Sacyr había sido precalificada para competir por separado, mientras que Mota Engil lo hizo como consorcio, con Ocho A.

En los meses previos a la recepción definitiva de las ofertas hubo nada menos que cuatro postergaciones, según el Ministerio de Obras “a pedido de las empresas”.