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La Cámara de Diputados tiene previsto estudiar hoy el proyecto de creación del área silvestre protegida en torno al río Yhaguy.
El proyecto fue aprobado por la Cámara de Senadores, bajo la figura de paisaje protegido, el 28 de junio pasado.
El Yhaguy, desde su naciente en Piribebuy hasta la desembocadura en el río Manduvirá (en realidad son el mismo río), se extiende a lo largo de 200 kilómetros y cruza ocho municipios en el departamento de Cordillera.
Hay un dicho que viene de la Edad Media: “El camino al infierno esta empedrado de buenas intenciones”.
Esta aseveración se ajusta al proyecto de ley que deben estudiar hoy los diputados: el proyecto de protección ambiental es “vendible”, es una buena intención la preservación del río Yhaguy.
El tema es que la eventual aprobación del proyecto de ley convertirá en un verdadero infierno su aplicación.
Los mismos defensores del proyecto, el caso de Víctor Benítez, asesor ambiental del senador Fernando Lugo, reconocen que ya existe una legislación que protege los cursos de agua y los humedales.
Entonces agrega: “No se cumplen las leyes y este proyecto permitirá blindar la protección del Yhaguy”.
Esto significa aumentar el número de leyes que en realidad son redundantes. El resultado es debilitar las instituciones y aumentar la burocracia.
El mismo nombre del proyecto de ley dice todo: “Paisaje protegido”, ridículo hasta el extremo.
No existe un paisaje de 200 kilómetros en torno al Yhaguy. Cruza el centro de Piribebuy, en medio de una piscina municipal y centenares de viviendas que están en su orilla.
Todo el problema se origina con cuestionamientos a la firma arrocera Ganadera Piripucú SA, cuyo presidente es Fernando Serrati.
A un grupo de vecinos de 1° de Marzo no les agrada la arrocera (ayer publicamos la lista de cuestionamientos) y entonces toman un proyecto que se extiende a lo largo de 200 kilómetros.
Sólo resta esperar que la Cámara de Diputados rechace esta aberración al sentido común.
roque@abc.com.py