Itaipú: 30 años de corrupción y hegemonía brasileña

El 26 de abril se cumplen 30 años de la firma del Tratado de Itaipú, sin lugar a dudas el más trascendente de los acuerdos internacionales firmados por el Paraguay en el siglo XX. Las promesas de energía barata y desarrollo a nombre de las cuales se nos arrancó nuestra soberanía eléctrica no se han cumplido para nada. Los gobiernos militares y oligárquicos brasileños han manejado hegemónicamente la mayor central hidroeléctrica del mundo con la complicidad de los corruptos gobiernos que hemos padecido, de Stroessner hasta nuestros días. El nuevo gobierno brasileño, que propugna la equidad, tendrá la disyuntiva de mantener el "viejo orden" o ayudar a cambiarlo.

Cargando...

Hace 30 años algunos sectores ultranacionalistas brasileños propugnaban que se debía prescindir del Paraguay, desviar el río Paraná en territorio brasileño y construir allí lo que sería una central exclusivamente brasileña, equivalente a la que hoy es Itaipú. Esta opinión fue minoritaria y sin mayor peso en la dictadura militar brasileña, que pronto vio las ventajas de constituir una entidad binacional que terminara por volver al Paraguay mucho más dependiente del Brasil.

JUGADA DE LOS MILITARES BRASILEÑOS SALIÓ PERFECTAMENTE

Pocas dudas caben que la estrategia de la dictadura militar brasileña fue muy conveniente para sus intereses hegemónicos, que hoy continúan siendo implementados por las grandes empresas brasileñas. Constituyendo Itaipú, en los papeles binacional, pero en la práctica conducida por los gobiernos brasileños de los últimos 30 años, Itamaraty consiguió varios objetivos de una sola vez.
La energía paraguaya de Itaipú ha quedado cautiva del mercado brasileño, primero, por el mismo tratado y fuertemente encarecida, después, gracias a la estrategia de inflar el costo de la obra; no pagar la deuda y estrangular sus finanzas con créditos usurarios de Eletrobrás. Así, si el Paraguay quisiera utilizar una parte sustantiva de su energía, debería enfrentarse a un servicio de deuda especialmente agrandado al efecto.


SOBERANÍA A CAMBIO DE CORRUPCIÓN Y USURA

Lo más trágico de todo esto es que uno de los argumentos centrales, para aprobar el Tratado de Itaipú, fue el hecho de que "el Paraguay no pone nada"; es decir, no aporta financiamiento. Los créditos aportados por Eletrobrás eran -hoy lo son mucho más- una verdadera usura. ¿Qué sentido tiene, entonces, renunciar a la soberanía de nuestra principal riqueza natural, la energía eléctrica de Itaipú, a cambio de una dependencia de la más feroz de las usuras?

Pero lo que ofrecía el gobierno militar brasileño no era tan solo un financiamiento usurario, sino también una muy generosa corrupción para el dictador Stroessner y sus amigos. Al contratarse el financiamiento en forma interna con Eletrobrás, se estaba eludiendo cualquier control que pudieran exigir bancos multilaterales. El camino para la corrupción estaba abierto. A Stroessner y su entorno les interesó no solo la obra, sino la posibilidad de volverse inmensamente ricos, como efectivamente lo consiguieron el dictador y sus amigos, los popularmente conocidos como "barones de Itaipú".


ITAMARATY CONSIGUE ALIADOS INCONDICIONALES

La formación de los "barones de Itaipú" en el lado paraguayo fue una jugada estratégica de los gobiernos militares brasileños que la ejecutaron, así como de los gobiernos oligárquicos que continuaron con similar política y garantizaron, hasta este momento, una total impunidad para todos los participantes en el festín.

La élite que ha manejado el Brasil en los últimos 30 años ha pasado a contar, así, con aliados incondicionales del lado paraguayo, gracias a una bajísima inversión, pues hay que recordar que el 85% de los gastos para construir Itaipú quedaron en el Brasil. El 15% vino al Paraguay a los bolsillos de los muy selectos "barones de Itaipú" -fue una de las inversiones más rentables que alguna vez haya hecho Itamaraty-.


DESARROLLO QUE NUNCA HA EXISTIDO

La otra promesa ampliamente difundida fue la del desarrollo. El entonces canciller nacional Sapena Pastor afirmó que lo que pretendían Itamaraty y el dictador Stroessner, al firmar los inconvenientes términos del tratado que nos dejaba sin soberanía en materia eléctrica, era "desarrollo", y no un "negocio", en respuesta a los que criticábamos los escasos beneficios existentes en el tratado. Nos iban a pagar poco, pero Itaipú ayudaría a desarrollarnos, decían. Esa era la justificación.

¿Qué pasó realmente? Todos conocemos la historia. Desde 1973 a 1981 existió un fuerte crecimiento de la economía paraguaya, que se denominó "el boom de Itaipú", gracias a la exigua, pero importante para nuestro país, participación que tuvieron las empresas paraguayas elegidas por el dictador. Al favorecerse a una élite que tuvo exagerados beneficios que nunca se intentó distribuirlos adecuadamente y mucho menos reinvertirlos productivamente, el producto interno bruto (PIB) de nuestro país se ha estancado desde 1982, lo que se prolonga hasta ahora en forma cada vez más aguda.

Es decir, soportamos más de 20 años de estancamiento, actualmente ya una aguda recesión económica, en gran medida porque el modelo forjado hace 30 años por Itamaraty y la dictadura militar brasileña, de crear una élite paraguaya dependiente, los "barones de Itaipú", no tenía como finalidad desarrollar al Paraguay, sino al Brasil.

Todo el pueblo paraguayo fue víctima del plan hegemónico trazado por los militares brasileños en complicidad con Stroessner y sus amigos. No tenemos soberanía eléctrica ni desarrollo, pero sí una espantosa corrupción e impunidad, acrecentadas por el frío plan hegemónico de los militares brasileños que los sucesivos gobiernos del vecino país le han dado continuidad.
Hoy es el momento de rever todo lo mal que se ha hecho. El Paraguay debe recuperar su soberanía eléctrica y liberarse de la pesada usura que Eletrobrás nos impone sobre nuestra principal riqueza natural en explotación, la energía de Itaipú. Al mismo tiempo, se debe realizar una auditoría, que demostrará que, en verdad, los pueblos del Brasil y del Paraguay pagaron suficientemente a los acreedores y que ya no les debemos nada. Esperamos que el gobierno de Lula acepte el desafío de sanear al ente binacional y, de una buena vez, se termine con la corrupta hegemonía que impusieron sus antecesores.
Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...