Prácticamente ya sin servicios que prestar, con sus antiguos rieles y otros enseres de hierro vendidos hace unos años como chatarras; con sus históricas locomotoras a vapor fuera de uso y casi en ruinas, partes de su franja de dominio –su principal bien– ocupadas por el MOPC para avenidas y rutas, entre otros males, el otrora pujante Ferrocarril Central Pdte. Carlos A. López sigue hundiéndose, a juzgar por los últimos informes emitidos por la Contraloría General de la República (CGR) sobre la casi nula capacidad administrativa de la empresa.
Llamada Fepasa desde que fue convertida en sociedad anónima con la intención –también frustrada– de privatizarla, fue perdiendo funcionarios, y hoy solo se maneja con un poco más de 20, que permanentemente se quejan de retrasos en el pago de sus salarios.
Y en ese tren todo indica que Fepasa, cuyo presidente es hoy el Ing. Roberto Salinas, se ha quedado sin empleados administrativos suficientes, pues la Contraloría ha desnudado sin compasión las graves deficiencias que afectan a ese nivel a esta empresa, que a pesar de que sobrevive a duras penas de los pocos ingresos que logra por el alquiler de algunos de sus locales y antiguos vagones, ni siquiera ha podido realizar correctamente los cobros en dicho concepto.
Un ejemplo es lo que ha ocurrido con la exterminal de cargas del ferrocarril, ubicada en Artigas casi Perú, alquilada a la Dirección Nacional de Correos (Dinacopa). “Fepasa dejó de percibir G. 637.875 y G. 3.543.750 (en el ejercicio 2014) por la falta de facturación y registración en concepto de interés moratorio del 0,5% (...) por atrasos en el pago de alquiler por parte de la Dinacopa”, dice la Contraloría, que también destaca en otra parte que Fepasa no ha exigido los seguros pertinentes contra incendio y otros.
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Lo mismo ha ocurrido en otros casos de inquilinos. Asimismo, los auditores de la CGR también descubrieron que, contra toda disposición legal y reglamentaria, Fepasa se dedicaba a emitir facturas por cobro de electricidad a inquilinos, como los de Luque. Y, como si todo fuera poco, no tiene aprobados por asamblea sus balances del 2013 ni del 2014.
El informe de la CGR tiene más de 300 páginas, y en ellas está claro que Fepasa no puede sobrevivir así. Y el Gobierno no puede seguir como hasta ahora, sin hacer nada para remediar esto.
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