La suba de combustibles amenaza con encarecer la canasta familiar

Varias compañías expendedoras ajustaron desde ayer el precio de sus combustibles: el diésel en G. 110 por litro y la nafta en G. 250. Aún no hay alzas de tarifa del pasaje en los ómnibus, pero desde el sector consideran que será inevitable.

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Gasolineras de diferentes emblemas que integran la Asociación de Propietarios y Operadores de Estaciones de Servicios y Afines (Apesa) reajustaron desde ayer el valor de venta de los derivados de petróleo. 

Entre las que remarcaron sus precios están las estaciones con los sellos Petrobras, Puma y Barcos y Rodados, y los demás estarían haciendo lo mismo en el transcurso de la semana, dijo ayer el presidente de dicho gremio, Alejandro Guggiari. 

“Prácticamente todos los emblemas tendrían que ir ajustando esta semana”, manifestó Guggiari a ABC Cardinal, tras explicar que desde la semana pasada las distribuidoras ya incrementaron los precios de nafta y gasoíl, por lo tanto el sector minorista de las gasolineras se ven obligadas a aplicar.

Por su parte, el gerente de las Distribuidoras de Combustibles del Paraguay (Dicapar), Guillermo Parra, indicó que al ser un país netamente importador de los combustibles, Paraguay depende del precio externo del petróleo y de la cotización del dólar. Como ambos están con tendencia alcista, esto se ve reflejado en encarecimientos a nivel local.

Parra recordó que durante el gobierno anterior, de Horacio Cartes, el precio del petróleo se había reducido de US$ 100 a US$ 30 el barril, razón por la cual hubo varias disminuciones de precio. Pero esto no tiene que ver con ese gobierno, insistió, sino exclusivamente con el comportamiento del dólar y del petróleo. Hoy, el crudo está en casi US$ 68 el barril, en tanto que la moneda estadounidense alcanzó recientemente un pico de G. 5.830, de acuerdo con los datos.

Ante estas variaciones, los gremios Apesa y Dicapar instan a contar con una fórmula de fijación de precios, al menos del diésel, que es el carburante más sensible para la economía, ya que se trata del combustible que define el valor del flete y del pasaje de transporte público. 

Con aquello, se podría tener en forma transparente un ajuste automático que dependa de las variables económicas y no de la decisión política del gobierno de turno, señalaron.

De acuerdo con los datos difundidos ayer, el diésel tuvo un incremento al público de G. 110 por litro, en tanto que las naftas G. 250 por litro. Esta es la segunda vez que aumenta el precio de los combustibles en lo que va del año, ya que a principios de junio también fueron remarcados.

Incidencia en canasta 

Los reajustes de precios de combustibles tienen directa repercusión en una serie de actividades económicas que, según se estima, tarde o temprano incidirán en la canasta básica familiar.

Este grupo de productos y de servicios que consumen las familias incluye el precio del pasaje de transporte público y también alimentos que se producen en el país, cuyos fletes se incorporan a las tarifas.

Desde el Centro de Empresarios del Transporte Público del Área Metropolitana (Cetrapam) destacaron que “de momento no habrá subas del pasaje, pero que será inevitable más adelante”.

Al mismo tiempo, el presidente de la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu), Christian Cieplik, explicó a ABC Cardinal que los precios de productos en esos establecimientos dependen de las tarifas de sus proveedores.

En tal sentido, el supermercadista considera que no habrá encarecimientos para el consumidor final, al menos de momento, porque las empresas paraguayas ya están siendo golpeadas por la pérdida de venta como consecuencia del contrabando y que no querrán perder aún más. Dejó entrever, de esta manera, que la industria nacional estaría absorbiendo hasta donde pueda el mayor precio del diésel, para resistir a los coletazos del citado flagelo.

Agregó que el contrabando se ha vuelto más agresivo últimamente, como consecuencia de la devaluación del peso argentino frente al dólar, y que el ingreso ilegal de productos distorsiona la oferta y la demanda, lo que produce gran perjuicio para la industria local. Pareciera ser un fenómeno cíclico que ocurre cada cierto período, añadió Cieplik, y que no encuentra frenos debido a que nuestras fronteras son permeables. Abogó, finalmente, para que el Gobierno adopte urgentes medidas concretas para reducir el impacto en la economía.

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