Varios de los emprendimientos encarados en la cementera estatal sufrieron significativos aumentos en los montos destinados a cada uno de ellos. Pese a que se trata de sumas a las que se accedió a través de millonarios endeudamientos a 10 años de plazo (con posibilidad de extender a 20), siguen habiendo dudas sobre el detalle de los costos de estos proyectos de inversión, que la administración actual, de Jorge Méndez, presenta como “necesarios”.
Por ejemplo, en principio se iban a destinar US$ 25,7 millones para el cambio de combustible del horno de clínker, monto de contrato con la empresa FL Smidth, más contrapartida de la INC de US$ 12 millones. Con este total de US$ 37,7 millones se anunció la modificación del sistema de combustión para dejar de usar fueloil, sumamente caro, y poder ahorrar al reemplazarlo por coque u otros materiales sólidos, pero después esta administración dijo que la cifra que debía añadir la estatal era insuficiente y ubicaron el monto global en US$ 45 millones, alegando entre otras cosas que el anterior monto no incluyó el total de los equipos, el montaje de los mismos ni de las obras civiles.
Algo parecido ocurrió con la adquisición de la enfriadora de puzolana, para lo cual se había contratado a Claudius Peters por US$ 6,3 millones. La administración de Méndez tomó las riendas de la cementera cuando ya se había pagado cerca de la mitad del monto y la parte restante se estaba pagando de forma fraccionada. Ahora, varios años después de aquel contrato, la INC pide US$ 3 millones con el argumento que no se llegó a pagar a la compañía y que, además, esta reclamó el pago de compensación por el tiempo en que estuvo parado el proyecto.
Pero el manejo discrecional de los fondos no termina allí. También se había dispuesto destinar US$ 1,5 millones para el incremento en el sistema de envío de cemento en la fábrica de Vallemí (Concepción). Ahora, con el nuevo pedido de fondos por parte de INC vuelve a aparecer ese concepto, por el total de US$ 3 millones. Supuestamente, es para una instalación similar en dicha ciudad y otra, en la planta de Villeta (Central).
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Entre otros planes, la INC prevé “modificaciones del cambio de combustible” por US$ 3 millones. La explicación de Méndez y su equipo es que aparecieron equipos que por su mal estado no se pudieron reacondicionar y, consecuentemente, tuvieron que ser reemplazados.
En conclusión, dicen que con los US$ 67 millones más los US$ 13 millones (ver cuadro) se dejará la fábrica “como nueva”, aunque el manejo discrecional de fondos genera sospechas de aparentes precios inflados.