Los pozos de agua no dan abasto para contener efectos de la sequía

Los pozos artesianos no son suficientes para satisfacer las necesidades de agua en la zona del Pilcomayo. La sequía golpea con fuerza tanto a productores como a la biodiversidad. La administración de Horacio Cartes no previó trabajos de limpieza en el canal paraguayo. La única esperanza para paliar esta situación es la caída de lluvias. Nuevo fracaso de Paraguay en el río.

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Los pozos no son suficientes para satisfacer las necesidades de agua en la zona de inundación del río Pilcomayo.

Los productores, ante la inacción de la administración de Horacio Cartes para recuperar al Pilcomayo, comenzaron a instalar pozos artesianos.

No tienen otra alternativa para intentar salvar la producción ganadera.

Feliciano “Chano” Lovera, en el poblado de Margariños, lleva dos meses extrayendo agua de tres pozos artesianos.

La comunidad de Margariños se encuentra a unos 80 kilómetros al norte del fortín General Díaz, en el departamento de Boquerón.

Cada día, don Chano pone en funcionamiento sus motores. “Tengo tres pozos con motores. Cada uno tiene una producción diaria promedio de 3.000 litros de agua”.

Agregó que “cada día estoy sacando unos 10.000 litros de agua. Esta cantidad utilizo para dar de beber a 150 animales de mi propiedad”.

Sobre la calidad del agua, dijo que “el agua es salina y los animales no tienen otra alternativa salvo acostumbrarse. Al principio rechazan, pero luego se adaptan”.

El empleo de motores significa un costo para los productores: “Se tiene que gastar en la compra de los equipos, instalación”.

“Luego se nos viene encima el costo de mantenimiento, combustible, lubricantes. Estos equipos trabajan todo el día y el mantenimiento tiene que ser continuo porque no podemos permitir que lleguen a fallar”, siguió diciendo.

El drama viene cuando los pozos quedan secos. “No sabemos cuánta agua tenemos disponible en el subsuelo. Nosotros sacamos, pero llega un momento en el cual se seca”.

Comentó que dos de sus pozos se secaron, lo que disminuye la disponibilidad de agua. “El primer indicador de que el pozo se va secando es que aumenta la salinidad del agua así como el fuerte olor a azufre que despide”.

El problema que se presenta es que a medida que se saca agua dulce, el agua salada va subiendo de nivel y puede llegar en un momento dado a la superficie.

El resultado de esta situación es grave: la sal termina por matar todo aquello que se encuentra alrededor.

Los bancos, otro problema...

En general se tiene la impresión de que los ganaderos son gente pudiente en exceso, pero la realidad puede ser muy diferente: buena parte de los productores que viven en el valle de inundación del Pilcomayo son pequeños o medianos.

Es gente que tiene que trabajar muy duro para sobrevivir y para financiar su producción no tiene otra alternativa salvo recurrir a préstamos bancarios.

“Todos estamos con deudas hasta el cuello. Ya van tres años que no ingresa el Pilcomayo y cada año es peor porque tenemos que hacer mayores gastos para prepararnos para la sequía”.

Dijo además que “no se trata solo de pozos y motores, también de la construcción de tajamares. Imposible no tener deudas con los bancos”.

El tema es que se tienen que pagar los préstamos. “Estamos en problemas. El pago a los bancos no podemos cumplir con regularidad, los intereses se van sumando y los bancos no esperan nada”.

El grave problema que genera la falta de agua se pudo evitar con facilidad: el Gobierno debía realizar su trabajo en tiempo y forma para recuperar las aguas del Pilcomayo. Aquí tenemos el resultado de la desidia.

roque@abc.com.py

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