Mienten los que prometen wifi gratis en sus campañas políticas

El internet no es ni será gratis, pero la colaboración entre el sector público y el privado es clave para acortar la brecha digital con la población vulnerable, asegura el director para las Américas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el ingeniero brasileño Bruno Ramos. Para el experto los políticos que prometen wifi sin costo en sus campañas electorales mienten, porque al final siempre termina pagando el contribuyente.

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–¿Cuál es la preocupación de los países de América Latina que usted representa como director de UIT?

–El tema es la brecha digital que existe en la población. El crecimiento es lento, pero vamos bien. En estos foros como el que hicimos en Asunción esta semana, intercambiamos experiencias en este debate constante para adaptarnos a los vertiginosos cambios en las telecomunicaciones. Nuestro anfitrión fue la Comisión Nacional de Telecomunicaciones.

–Tanto cambiaron las telecomunicaciones que hasta esa palabra ya parece obsoleta...

–La definición que tenemos puede haber quedado obsoleta, pero la palabra no. La palabra es “tele” y “comunicaciones”. Es comunicarse entre las personas que están lejos. Tiene mucha importancia...

–Los teléfonos fijos se acaban. En la calle ya no existe. La gente reclama wifi público...

–Las telecomunicaciones se están tornando invisibles como el aire acondicionado. Cuando era niño en mi casa había un teléfono fijo que cuidábamos como un tesoro. Todo el vecindario iba a casa para usar. Hoy todo el mundo tiene un celular en la mano y basta con saber el número del otro para mantenerse comunicado. Las telecomunicaciones ya no son más un fin. Son un medio. Es una forma de desarrollo económico.

–Hasta las relaciones de trabajo cambiaron...

–Es cierto. Hoy las personas trabajan desde sus casas. No se necesita más una presencia obligada en la oficina. Con una computadora usted no necesita ir al periódico para adelantar su trabajo. Puede hacerlo en su casa. Gana usted, gana el patrón. No se necesita gastar tanto en infraestructura. La relación laboral es más eficaz. Yo mismo trabajo en mi casa cuatro horas y adelanto como dos días si estuviera en la oficina, donde uno se distrae con los compañeros, hay que atender el teléfono, asistir a reuniones interminables. En mi caso, yo sería rico si me pagaran viáticos por cada reunión a la que asisto. La comunicación hoy está adonde uno vaya.

–¿Cuáles son los retos?

–Aumentar la capacidad de las redes de comunicaciones como base del desarrollo económico, invertir mucho más. En nuestras ciudades latinoamericanas es más fácil. Somos mucha gente en espacios pequeños. Eso atrae a las empresas que compiten entre ellas. Se puede elegir entre precio y calidad.

–¿Y en los lugares alejados?

–Esas son áreas que no tienen capacidad de retorno de la inversión. El Gobierno tiene que analizar cómo atraer a las empresas.

–El teléfono fijo queda, pero la empresa de telecomunicaciones del Estado (Copaco) está en ruinas...

–Ahí tenemos que pensar en soluciones un poco más holísticas, más generales. En general, en el mundo, las telecomunicaciones no están en las manos de los gobiernos. Yo conozco pocas empresas de telecomunicaciones en Latinoamérica en manos del Estado. Esta prestación en telecomunicaciones la hacen en general las empresas privadas. El Estado debe coadyuvar, establecer los mecanismos por ley para darle seguridad jurídica. Creo que Latinoamérica camina bien de 20 años a esta parte... El teléfono fijo, yo estoy de acuerdo, está acabado, pero la capacidad de comunicación fija no está acabada. Hoy la voz se puede hacer en forma inalámbrica. Es más barato, más rápido. No se necesita quebrar las calles. Está bien, pero comunicación fija no es solo eso. Usted dice: “la gente quiere wifi”. También tiene un cable, pero es óptico y tiene una capacidad de banda ancha enorme. Entonces, necesitamos aumentar la capacidad de las redes.

–¿Dónde hay que aumentar?

–Va a depender de las aplicaciones que queremos. Todo camina para datos. Voz también es dato. Si hablamos por WhatsApp es dato. Las soluciones van a depender también del perfil de cada persona. Cada persona tiene una necesidad diferente, por ejemplo en foto, video, películas, una transmisión de deportes en directo. Para eso están las empresas, para satisfacer la demanda y competir para tener más clientes con precios atractivos. El Estado interviene poco. La propia competencia establece las formas de prestación. Los precios van bajando. Los ingenieros somos cada vez menos. Antes éramos el 90% del personal...

–Por qué el fenómeno...

–Se buscan innovación, creatividad y calidad para captar clientes. Se usa marketing. Es un servicio.

–¿Por qué son más prohibitivos los precios en los países pobres?

–No estamos tan mal. En la UIT tenemos un informe sobre estadísticas de precios. Los países de Latinoamérica están por debajo de 100 entre unos 180 países del mundo. Lo que encarece son los impuestos, pero los precios no son prohibitivos. Es cuestión de comparar el valor de un minuto de comunicación entre un país desarrollado y Paraguay por ejemplo. Yo creo que estamos bien.

–El roaming es prohibitivo. Sale una fortuna..

–Bueno, para eso está el WhatsApp. Yo, que viajo mucho, uso normalmente WhatsApp. Esta semana estando en Paraguay he hablado a Ginebra, a Buenos Aires. Hablé con Brasilia, con México, con varios países. Hablé a precio cero. El roaming ya no es un problema.

–¿También va a desaparecer?

–Hay que acostumbrarse a usar WhatsApp. La otra vía de comunicación es el wifi, por mensaje.

–Hay un abismo todavía en el uso de wifi. ¿El Estado no debe intervenir?

–Las leyes paraguayas son buenas. El regulador de ustedes también es muy bueno. Cuenta con un plan de cinco años, lo cual es signo de transparencia y previsibilidad. Si hay previsibilidad, las empresas están en condiciones de hacer inversiones a largo plazo. Si el Estado establece una estrategia y tiene una estructura confiable para que las empresas puedan hacer sus inversiones de forma transparente y previsible, es excelente. La UIT trabaja con Conatel para establecer el plan de telecomunicaciones de Paraguay 20-20.

–Qué instrumentos hace falta para acortar la brecha...

–Uno de los instrumentos es tener un plan como tiene Paraguay. Yo soy ingeniero y soy muy práctico. No podemos sentarnos a esperar milagros. Tenemos que trabajar sin pausa. Tenía un profesor que decía: “Hay que gastar 90% en planificación y 10% en ejecución”. El gasto de lo imprevisible es mayor en todas las cosas que uno hace.

–Usted separa al Estado de todo esto. ¿Por qué?

–Los gobiernos tienen muchas cosas para hacer. Tienen que saber gastar en salud, educación, vivienda y planificar las áreas de infraestructura para que el sector privado pueda crecer. Las reglas deben ser claras para que el privado explote el servicio pero bajo definición del Estado.

–¿Y qué con Copaco y su obsolescencia? ¿Tiene que cerrar?

–No creo. Hay muchas posibilidades y muchas aplicaciones en telecomunicaciones. Es cuestión de analizar el mercado. No conozco mucho. Como le dije, hay muy pocas empresas públicas de telecomunicaciones en el mundo, pero hay. Inglaterra es público y Francia también. Siempre hay espacio para trabajar. Depende de la infraestructura que tenga. Si tiene muchos cables se puede utilizar para banda ancha, por ejemplo. Copaco también tiene frecuencia de celular...

–Pero si solo da pérdidas...

–Es difícil opinar sobre algo que no conozco, pero soy optimista porque el campo a explotar es enorme y la mejor forma de trabajar es la integración y el intercambio de experiencias, más todavía entre vecinos, entre latinoamericanos. Tenemos una misma identidad. Combinemos con innovación y las cosas van a fluir.

–¿La tendencia dice que tendremos el wifi gratis?

–¿Qué es gratis en este mundo? Nada. Wifi gratis parece ser una solución fácil. No es así. Eso se paga. Alguien debe pagar. Si el Gobierno dice que va a ser gratis a partir de ahora, eso no es cierto. Si el político en su campaña dice que va a declarar gratis el uso del wifi, eso no es cierto. Es un mentiroso. Alguien tiene que pagar, y ese es el contribuyente a través de los impuestos. Entonces no es gratis. En vez de mentirle a la gente es mejor invertir en infraestructura y que todos paguemos de una forma correcta. Así recibimos un servicio de calidad acorde con lo que estamos pagando. Es muy fácil para un político prometer “wifi gratis para todos, si gano la intendencia, si gano la gobernación”. Pregúntele cómo va a hacer que sea gratis. Y ahí vamos a saber que le va a sacar recursos a salud, a educación, va a cerrar hospitales o va a resignar la reparación de los establecimientos escolares. Entonces, ¿qué es mejor: tener wifi gratis o invertir en equipos para que la gente se muera menos en los hospitales? Es fácil decir las cosas. Por eso es mejor planificar a mediano, a largo plazo, y no de aquí a dos o tres meses. El wifi gratis no existe.

–¿Como hacen estos países que ponen el servicio gratis en las plazas y parques?

–El wifi público es obra generalmente de los privados para atraer a las personas a sus negocios. Pero le puedo asegurar que hay alguien que está pagando...

– ¿El interior profundo va a tener que esperar mejores tiempos?

–En el interior profundo tiene que haber proveedores que se sientan atraídos por alguna ventaja que les pueda ofrecer el Estado en compra de equipos, instalaciones, financiación. Hay que armonizar los intereses...

Entrevista de Hugo Ruiz Olazar

holazar@abc.com.py

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