Obra de ensanche está convirtiendo a la Ruta III en un muro divisorio

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Vecinos y comerciantes que están sobre la Ruta III “General Aquino” en el tramo M. R. Alonso-Limpio, alertan que la altura de los terraplenes producirá una división de la zona en dos partes, separadas por un muro más que por una ruta. Solo el terraplén de esta obra, bautizada como “ruta de oro”, cuesta aproximadamente 500.000 dólares.

La altura que está adquiriendo todo el trazado de la Ruta III –actualmente en plena obra de ensanche– genera preocupación entre vecinos y comerciantes ubicados a lo largo de ella, entre Mariano Roque Alonso y Limpio. Por la elevación del terraplén, más parece que se tratara de un muro que de una ruta, según se quejaron.

La elevación del terraplén, que a todas luces es injustificada, es una de las determinaciones adoptadas en este proyecto de ensanche bautizado en su momento como “ruta de oro” por su altísimo costo (3,6 millones de dólares por kilómetro). Ahora se sabe que son este tipo de decisiones las que elevaron su precio.

Se calcula que solo el terraplén, en las condiciones actuales, está costando alrededor de 500.000 dólares.

Resulta que el terraplén debe elevarse hasta la altura de unas estructuras aporticadas ubicadas a la mitad del trazado. La elevación debe hacerse a por lo menos 170 metros de distancia antes de cada estructura aporticada.

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La obra es ejecutada por el consorcio Benito Roggio-CDD, cuyo contrato con el Ministerio de Obras Públicas es por 42 millones de dólares y está representado por César Daniel Delgado.

Si se considera que es necesario utilizar por lo menos 50.000 metros cúbicos de tierra para el referido terraplén y se estima un costo de 10 dólares por metro cúbico, solo en la elevación del terreno el MOPC está gastando medio millón de dólares.

Es decir, de todas las opciones posibles –una rotonda por ejemplo– el Ministerio de Obras Públicas optó por la solución más cara.

Divide la zona

Además de las estructuras aporticadas, igualmente habría que sumar la elevación de los terraplenes en correspondencia a los accesos a los puentes construidos sobre los arroyos Itay y Damián, que en total son cuatro (uno para cada sentido).

De igual manera habría que considerar la elevación de los terraplenes de accesos al sistema de viaductos (uno en el arranque de la obra y otro de acceso a la ciudad de Limpio).

Estos terraplenes sobreelevados, sumada la longitud de los viaductos, puentes y estructura de retornos da como resultado, que a lo largo de la mayor parte de tramo, prácticamente se convierta a esta obra en un “muro divisorio” para el área de influencia de la ruta, se lamentan los vecinos.

En su momento fuentes cercanas al Ministerio indicaron que los innumerables errores que existían en el estudio de factibilidad del proyecto en cuestión justificaron las correcciones del proyecto ejecutivo.

El diseño sobre el cual se realizó la licitación estuvo a cargo de la consultora Oting, del ingeniero Julio Álvarez.

Se trata de la misma empresa que diseñó la autopista Ñu Guasu que hasta ahora no puede concluir por sus múltiples errores, según alegan las autoridades.