El economista manifestó que esa situación no solamente ha sido inservible, sino que también perjudica, indigna e irrita directamente al ciudadano común, que ve que lo que se le saca en concepto de impuestos no es otra cosa sino la apropiación de ese dinero por parte de los personeros del gobierno de turno, para fines fútiles.
Añadió que, en efecto, los gastos personales –léase más funcionarios públicos y/o aumento de sus salarios– fueron los que más crecieron y los que más absorbieron el enorme aumento de la recaudación impositiva. “Si uno compara los niveles de gastos personales entre el 2007 y el 2015 se nota claramente que no existe ninguna diferencia en el sentido del “destino final de las recaudaciones tributarias. En otras palabras, se gasta tan mal ahora como antes, la calidad del gasto es pésima y nada se ha hecho para cambiarla”, aseveró.
Sobre el punto, afirmó que las inversiones públicas, que deberían ser los grandes generadores de empleo y de más inversiones privadas, están lejos del pretendido 3% del PIB, cuando que en la región lo ínfimo que invierte el Estado en obras públicas, aeropuertos, dragados de ríos, caminos de todo tiempo y demás, llegan como mínimo al 7% del PIB.
“Estructura perversa”
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Señaló que los cuestionamientos que en estos días expresaba el Dr. Felipe Larraín, experto chileno en temas fiscales, son los mismos que tiene toda la ciudadanía: Cómo sostener el crecimiento económico, con esta pésima calidad del gasto público.
“No es sostenible la mejora en la calidad de vida, la disminución de los niveles de desempleo y de la pobreza con esta estructura perversa del Presupuesto General de la Nación que viene pervertido desde el mismo origen: el Poder Ejecutivo. Evidentemente en el Parlamento vuelve a ser manoseada su composición, pero lo cierto y lo concreto es que la iniciativa de una reforma en el presupuesto debe venir, como corresponde, de parte del Ministerio de Hacienda”, disparó Saguier.
Dijo que año tras año se ven intentos, escaramuzas, sondeos y demás para volver a subir o crear más impuestos, con un Ministerio de Hacienda preocupado en cómo financiar los cada vez mayores gastos corrientes de una burocracia estatal insoportable, en lugar de ocuparse de presentar un presupuesto reformado, moderno y equilibrado.
Acotó que Paraguay tiene cerca de 700.000 contribuyentes, pero los activos son solo 450.000. “La Población Económicamente Activa (PEA) de Paraguay es de 3,5 millones de personas, y, por tanto, ni siquiera un 15% son contribuyentes. En otras palabras, el 15% de esta población soporta el 100% de la presión tributaria total, lo cual representa una tremenda inequidad en cuanto a la carga que soporta muy poca gente”, aseveró.