“Todos nos unimos, todos ganamos” debe ser el lema

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Jorge Soria Quiroga es el senador más longevo de Chile. Fue varias veces alcalde de Iquique, una ciudad que pasó de 35.000 habitantes en los años sesenta a 400.000 en la actualidad. En esta entrevista, en compañía de César Albariño, cónsul paraguayo en aquel puerto libre en el Pacífico, el veterano político trasandino asegura que la ruta bioceánica traerá múltiples ventajas a nuestras exportaciones al Oriente.

–Es el senador más longevo de Chile. Son 81 años. ¿Cómo hace para seguir vigente?

–Yo no sé pelear con nadie sobre otro tema que no sea lo mío. Soy socialista y empresario privado también. La empresa privada es el motor del desarrollo pero nunca debemos descuidar la salud, la educación, la vivienda y el apoyo a las pequeñas empresas por parte del Estado. La integración de Sudamérica es mi norte. “Todos nos unimos, todos ganamos”. Ese debe ser nuestro lema.

–¿Por qué tarda tanto la integración?

–Porque somos “lenteja” (lentos) en Sudamérica. Yo empecé con esto de trazar las rutas entre el Pacífico y el Atlántico desde Iquique hace 50 años. Si yo no lo tomo no lo toma nadie ni en Chile, ni en Bolivia, Paraguay tampoco, Brasil tampoco... Hace cinco días atrás pude hablar por primera vez en el Senado sobre las rutas de integración. Nadie sabe, ni se le ocurre, ni le interesa. Los políticos están más interesados en discutir sobre el feminicidio, el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, etc. y yo les digo: el desarrollo es lo que da trabajo y lo que le da una vivienda a la gente. Ahora por lo menos están parando la oreja y me están haciendo caso (ironiza).

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–Usted vino para la Expo...

–Vine a mirar. En este momento me interesa importar ladrillos prensados y el ladrillo hueco de Paraguay para hacer viviendas en Iquique. Veo que vienen a Paraguay las cigüeñas repletas de vehículos y de aquí se van vacías. Por lo menos si llevaran ladrillos, yo les compraría. Iquique crece a ritmo vertiginoso. Tenemos 400.000 habitantes y cuando fui por primera vez alcalde a los 23 años, teníamos 35.000.

–¿Alcalde a los 23?

–Sí. Había quebrado el salitre. Se usaba para abono. Había 210 empresas salitreras que producían para todo el mundo. Se había inventado el abono artificial. Quedamos como un pueblo de muertos de hambre. Hoy tenemos la ciudad de mayor desarrollo del país en 45 años.

–¿Cómo hicieron?

–El secreto está en la conectividad. Yo empecé la vida política como estudiante y fui por primera vez alcalde en tiempos de (Eduardo) Frei (Montalva) y luego (Salvador) Allende. Me invitaron en ese entonces a un congreso en Nueva Orleans. Me hicieron recorrer Estados Unidos por 30 días a cargo del Departamento de Estado. Ahí entendí que la fórmula del dominio estadounidense del mundo estaba basado en la conectividad de carreteras y ferrocarriles Atlántico-Pacífico: ferrovía, hidrovía y carreteras. De ahí es que Estados Unidos manejó siempre el Atlántico, el Pacífico y el mundo. Volví a Iquique con ese sueño, de unir a Chile con el Atlántico. Todo lo que teníamos para nutrirnos era el puerto minero boliviano de Oruro, que está a unos 230 km de Iquique. Mi mentalidad cambió. Mi límite pasó a ser el Atlántico, la producción alimentaria fabulosa que existe entre Brasil, Bolivia y Paraguay. Me centré en buscar la unión de Bolivia, Argentina, Paraguay y Brasil por carretera y por ferrocarril. En eso sigo hasta hoy. Nosotros tardamos como 35 a 40 días para llegar al Asia por el Atlántico. Si lo hace por el Pacífico tarda entre 22 y 34 días. El flete de un contenedor de 20 pies de Sudamérica a Asia por el Pacífico está en 700 dólares. Del puerto de Santos al Asia-Pacífico está en 1.800 dólares.

–Una gran diferencia...

–Pero el Pacífico no funciona como debiera todavía, pero el traslado de mercaderías requiere de celeridad. Para eso se necesita conectividad...

–No tiene la dinámica del Atlántico...

–No. Tampoco tenemos las carreteras para unir las dos costas. La construcción fue muy lenta. Paraguay tomó la iniciativa junto a Brasil, Argentina y Chile, de crear un nuevo corredor que partió hace dos meses: Campo Grande, Carmelo Peralta-Pozo Hondo-Misión La Paz de ahí a Paso de Jama; Jujuy-Salta. Argentina está poniendo plata para hacerlo más veloz para no subir tantos cerros.

Si aceleramos la salida de nuestros productos gracias a la conectividad, China compra todo y Paraguay puede aumentar 4% a 6% más su producción. Brasil, la parte de Mato Grosso puede aumentar 6% más. El Beni y Santa Cruz en Bolivia también tiene una gran producción. El mundo necesita comer todos los días y aquí tenemos la principal área de producción de alimentos del mundo.

–A Paraguay le resulta más barato salir por vía fluvial, por el Río de la Plata...

–Claro, pero para el comercio el tiempo es dinero. El consumidor final es el que paga un precio más oneroso y eso hace que el producto sea menos competitivo.

(Interviene el cónsul paraguayo César Albariño)

–Perfecto, la mercadería sale de Asunción en la barcaza, baja en Nueva Palmira (Uruguay). Se trasbordan en los buques grandes que cruzan el Estrecho de Magallanes rumbo a Vietnam. Tarda 30 días. Y 30 días es mucho dinero. Hay que cubrir la logística, personal, etc. Puede ser menos competitivo.

Sin embargo, por el corredor bioceánico se puede abaratar costo y tiempo. Aparte, China tiene un mercado inconmensurable, tanto de exportación como de importación. Compran todo tipo de alimento y venden lo que necesitamos.

–¿Cuál es el trayecto actual?

–Puerto Falcón-Clorinda, Laguna Blanca por la Ruta (argentina) 86. Llega a Salta, baja por Jujuy-Salto de Jama. El trayecto sigue hasta San Pedro de Atacama y el destino final, Iquique. Ese trayecto por ejemplo sigue la carne y algunos productos lácteos. El otro trayecto es el que va a Mendoza-Paso Libertador, directo a Santiago y el puerto de Valparaíso. Chile es justamente uno de nuestros grandes clientes de cárnicos. La balanza comercial con Chile cerró en 2017 en 3.500 millones de dólares.

–¿Sigue siendo negocio traer autos de Iquique?

–(Cónsul Albariño) De Iquique salen aproximadamente 800 camiones al mes con mercaderías diversas, de los cuales 450 a 500 son cigüeñas que transportan 12 vehículos cada uno...

–Aparte de autos, ¿qué otras mercaderías se traen?

–De todo: telas, zapatos, infinidad de cosas que vienen del Oriente, India, China, Perú. Todas pasan por el consulado. Encarnación vendió importados de Iquique por valor de 120 millones de dólares a los argentinos el año pasado.

–Hubo una manifestación de zapateros en Ypacaraí...

–Sí. Según ellos Iquique les perjudica. Es cierto, vienen zapatos de Iquique. Es posible que sea una competencia desleal. Dicen que no se respeta el valor aforo, pero ese es el precio. Aduana cobra lo que está estipulado en la OMC (Organización Mundial de Comercio), lo que corresponde. No puede falsificar la factura porque tiene que pasar por el consulado. No es doble factura como están diciendo ellos (los productores). Ese mismo documento del consulado es el que pasa a Aduanas y esta le da la valorización.

Entonces, si ellos quieren proteger su mercado tienen que pedir que suban los impuestos, pero exigir que no entren más zapatos no es el camino. En todo caso, hay que cambiar la ley. Los chinos trabajan en serie. Hay barcos fábrica y otras formas de producir. Lo que el gremio tiene que hacer es decirle al Gobierno que suban los impuestos para desanimar la importación.

–Paraguay es el país más libre del Mercosur hasta ahora...

–Esa es nuestra ventaja. Se produce una crisis en Brasil y Argentina y ellos se vuelcan hacia el Paraguay. El turismo de compras se llena. Hospedarnos en estos días fue un problema. Todos los hoteles estaban llenos.

–¿Qué otra alternativa tienen si no es alzar los impuestos?

–Ellos podrían hacer algún tipo de joint ventures para importar la mitad y seguir manteniendo sus fábricas. Evidentemente el costo de producción local es caro porque no fabrican en serie como hacen los chinos. Si usted fabrica 10 zapatos al mes, no es lo mismo que 150.000 zapatos que salen en serie de una máquina de China. Es lógico que el costo de producción será mucho más barato.

–¿Cuánto cuesta un auto usado?

–Una furgoneta cuesta 1.400 dólares. Si le suma el cambio de volante, más el pago de impuestos acá, más el traslado que cuesta 500 dólares, sale en total 18 millones. Los importadores venden acá en 30 y pico millones.

La Cámara de Automotores y Maquinarias Usadas del Paraguay cerró el año pasado su balance y dejó a la aduana 1.800 millones de dólares en concepto de automóviles usados. Aparte está el IVA que el consumidor final asume. El movimiento con este tipo de autos ocupa a unas 50.000 a 60.000 personas en todo el país, indirectamente, a 150.000...

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