En Chile, por ejemplo, la construcción de un paquete de 320 km de rutas en el desierto, del cual 120 km corresponde a una autopista de 4 carriles, terminó costando US$ 780.000 el km.
La única oferta de US$ 596 millones corresponde a la empresa Mota Engil, adjudicada con la obra vía ley 5074 (llave en mano), para la reconstrucción de 560 km de la Transchaco.
A modo de comparación, el Ministerio de Obras Públicas de Chile adjudicó en 2010, por un monto de US$ 250 millones, la construcción, operación y mantenimiento de la autopista Antofagasta-Mejillones, de 120 km, a la empresa Skanska, en el marco del sistema Asociaciones Público-Privada (APP).
La fecha de inicio fue en 2010 y finalizó en 2013. La obra incluyó la mejora de caminos de servicio, pavimentación de 200 km de caminos secundarios, construcción de viaductos e intersecciones a nivel, la construcción de 3 casetas de peajes, dársenas, obras electromecánicas, cartelería, balizamiento y de paisajismo.
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La empresa constructora Skanska con una participación del 50%, fue responsable del desarrollo, la inversión y la gestión del proyecto por un período de 20 años (del 2010 al 2030). El Fondo de Inversión las Américas aportó el otro 50%.
El paquete totalizó 320 km de rutas, del cual 120 km corresponde a autopistas de 4 carriles, y el costo “final” rondó US$ 781.250 el km, muy por debajo del costo final de la ruta IX (en proceso de evaluación de la única oferta), que podría trepar a la friolera de US$ 2.321.429 el km (incluyendo el financiamiento).
Ley 5074, llave en mano
Con este sistema de financiación (llave en mano), los 560 km de la ruta IX licitada podría terminar costando US$ 1.300 millones (financiamiento incluido).
Quiere decir que el km de esta ruta costará a los contribuyentes la friolera de US$ 2.321.429 el km, precio que no existe en la región, incluyendo las rutas de cornisas en zonas cordilleranas donde las excavaciones se realizan mediante explosivos, por lo que necesariamente resultan mucho más caras que los tradicionales terraplenes que se realizan en zonas llanas.
Lo ideal hubiese sido dividir la obra en 4 tramos y licitar por separado con financiamiento de organismos multilaterales como BID, BIRF, BM, Fonplata, Focem, etc., incluso mediante la colocación de bonos de deuda soberana (ya que según el Gobierno gozamos de “buena salud” económica), cuyos intereses son mucho menores y además hubiese permitido comparar precios.
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