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En teoría, Ñu Guasu ya debería estar habilitada en el tramo comprendido entre los túneles (zona del Jardín Botánico) y la conjunción con la avenida Silvio Pettirossi. La promesa primeramente fue habilitar este sector en octubre, después pasó para diciembre y ahora, finalmente, se habla de habilitarla recién en la primera quincena de enero. Así adelantó ayer Ignacio Gómez, director de Vialidad del Ministerio de Obras Públicas, a quien encontramos en la zona de obras evaluando justamente la situación.
Por otro lado, según pudimos comprobar, aunque los túneles están totalmente terminados, más adelante, después del arroyo Itay, ya en el tramo II (Luque), hay sectores que ni siquiera han sido pavimentados.
Hay preocupación acerca de si la avenida Ñu Guasu estará realmente ya habilitada, al menos en el tramo señalado, para cuando se produzca el cierre del cruce de Autopista y Madame Lynch, previsto para primeros días de enero, a raíz del inicio de la construcción del superviaducto, que incluye un túnel, un paso a desnivel y una rotonda.
Aunque el MOPC dispuso el acondicionamiento de varias calles de la zona para los desvíos, es probable que la mayoría de los vehículos vayan por Ñu Guasu para llegar a la capital.
Dos años de atraso
La Avda. Ñu Guasu ya tiene exactamente dos años de retraso con relación al cronograma original. Las indefiniciones no solo causaron demoras sino también elevaron el costo. El monto original del contrato en el tramo I, donde están los túneles, era de G. 112.799 millones, suma que sufrió una ampliación del 20%, tope que permite la Ley de Contrataciones Públicas. Con el ajuste, el precio subió a G. 135.000 millones. Las contratistas son Heisecke (José Luis Heisecke), Ocho A (Luis Pettengill) y Tecnoedil (Roque Ardissone).
En el tramo II los trabajos están a cargo de CIV SA (Isacio Vallejos) y M&T Construcciones (Julio Mendoza). El monto original del contrato en este tramo era de G. 85.339 millones, pero con la ampliación del 20% subió a G. 103.000 millones.
El drama de Artigas
Otra cuestión igualmente preocupante es el cuello de botella que se producirá en la ya congestionada avenida Artigas, que podría absorber un tráfico de hasta 25.000 vehículos por día cuando se habilite Ñu Guasu.
El embotellamiento tendrá solución recién en dos años o más, cuando se termine y habilite la avenida Costanera II, cuya construcción aún no se inició. Pero mientras tanto no existe un plan de descongestión.