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Don Ramón Benítez Díaz (54) dijo que en solo una semana sufrió el robo de dos vaquillas, cuyo valor supera los G. 2 millones y representa una resta económica considerable, atendiendo la crisis que están atravesando en este distrito a consecuencia del aislamiento por falta de caminos transitables.
En varias oportunidades dejó constancia en la comisaría de la comunidad del robo de sus animales, ya que halló al costado de su propiedad restos de los vacunos faenados.
El pequeño productor pecuario indicó que la proliferación de las carnicerías que funcionan sin ningún tipo de control municipal ni policial hace que los abigeos negocien a menor precio la carne de origen ilícito.
Unas 11 carnicerías funcionan entre esta comunidad y en la vecina localidad de Puerto Diana, donde la población no supera 3.000 habitantes. Los cuatreros actúan generalmente en horas de la noche, faenan los animales y llevan en motocarros la carne.
En la zona no existe un matadero municipal, tampoco funcionarios municipales encargados de controlar los faenamientos y mucho menos verificadores del origen de la carne comercializada en el distrito.
“Estamos conformando una asociación de pequeños ganaderos para solicitar que se controle precisamente a estas carnicerías, ya que somos varios los perjudicados”, anunció el afectado.
El distrito lleva 45 días de aislamiento porque las vías están intransitables por efecto de las lluvias.