En dicha comunidad, distante a unos 12 km por tierra del casco céntrico de la ciudad, funciona una escuela, y con algunas deserciones, los niños, al igual que los docentes, siguen yendo en bote para desarrollar las actividades educativas, en tanto que los padres piden asistencia médica, víveres y carpas para paliar el difícil momento que viven.
Todos los habitantes se dedican a la pesca, viven en precarias casas, algunos bajo carpas junto a los niños, lejos de las comodidades básicas. Algunas familias incluso abandonaron sus casas debido a la crecida del agua.
Similar situación viven pobladores de San Pedro de Ycuamandyyú a causa de la crecida del río Jejuí, en tanto que oleros del distrito de Nueva Germania experimentan importantes pérdidas y siguen sin poder reanudar sus tareas debido al desborde del río Aguaraymi.
A lo mencionado se agrega el lamentable estado de los caminos rurales luego de las últimas lluvias, como así también preocupa al sector productivo la abundante precipitación pluvial, que ya causa daño al cultivo de mandioca.
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