La denominada “ciudad joven y feliz” es el tercer municipio centralino en el ranking de generación de residuos al mes, después de San Lorenzo con 4.359 toneladas y Lambaré con 4.237 toneladas. Estos son datos proveídos por la empresa El Farol, administradora del vertedero de desechos ubicado en Remansito, Villa Hayes.
La falta de recolección en tiempo y forma de los desperdicios se viene produciendo desde hace unos años. Las bolsas de basura permanecen por semanas en las veredas y en muchos casos se esparcen por doquier por la acción de los perros.
Ante la prestación deficiente, muchos pobladores irresponsablemente arrojan los desechos a baldíos de los barrios. Otros optan por quemar la basura pese a estar prohibido por ordenanza municipal y es desaconsejado por las autoridades sanitarias debido a que pueden provocar enfermedades respiratorias o acentuarlas. Esa clase de quema ilegal, por ejemplo, hace a diario un vecino en Juan de Salazar c/ 11 de Setiembre (Zona Sur), pese a los reclamos.
El intendente fernandino Alcides Riveros (PLRA) indicó que el servicio es regular. Atribuyó la situación a la alta morosidad de los contribuyentes, según el responsable de la empresa Ecología Verde, Hans Stassek Cañete.
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“La gente no quiere pagar 30.000 ni 35.000 guaraníes”, dijo el jefe comunal. Intentamos comunicarnos con Hans Stassek Cañete en varias ocasiones para conocer su versión, pero no respondió nuestras llamadas ni mensajes de texto.
Varias escuelas de la ciudad realizan año tras año campañas de reciclaje (que debería hacer la municipalidad), con el objetivo de crear conciencia para disminuir la cantidad de desperdicios arrojados a vertederos o baldíos. Incluso promocionan actividades para lograr ingresos extra con el aprovechamiento de los desechos.
Una de estas instituciones es República Dominicana. El vicedirector, Tomás Insfrán, explicó que juntaron cartones y papeles con los alumnos del noveno grado y enseñaron en la comunidad educativa sobre las ventajas de esta tarea.
Además, realizaron una competencia denominada “De colores” en la que cada grado debía juntar plásticos, tapitas y latitas y vendieron a empresas dedicadas al rubro del reciclado.
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