Agobiados por las publicaciones periodísticas sobre el silencio al que se llamaron y que hasta llevó a pensar que la congregación Oblatos de María Inmaculada encubre a los sacerdotes Gustavo Ovelar y Francisco Javier Bareiro, ayer los superiores dieron la cara y designaron como su vocero al padre Zenón Berkani, para atender los requerimientos de la prensa. Así cumplen lo establecido en el protocolo de la Conferencia de Religiosos del Paraguay (Conferpar) para este tipo de casos.
Según Berkani, Ovelar y Bareiro, en su momento párroco y vicario de Paso Yobái, dependiente de la diócesis de Villarrica, ya fueron separados de la congregación y también están suspendidos para el ejercicio del ministerio (presidir el culto o impartir sacramentos).
Relató que fue un poblador de Paso Yobái, que responde a las iniciales JB, el primero en denunciar a Ovelar y Bareiro, y que inmediatamente la congregación comunicó el caso al Ministerio Público para su investigación. Agregó que eso demuestra que en ningún momento se trató de ocultar el caso.
“Los sacerdotes acusados de abusar de jóvenes están a cargo de la justicia”, dijo ayer Berkani cuando ABC Color preguntó qué pasó con ellos. Agregó que en estos casos la congregación deja a cargo de la justicia la resolución del caso y, según indicó, espera que actúe con absoluta libertad.
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Acerca del paradero de Ovelar y Bareiro, indicó que el primero está en su casa en Loma Pytã, donde cuida de su madre enferma, mientras que Bareiro aún “frecuenta” la congregación porque fijó como su domicilio el local de esta, “pero raras veces viene porque también va a su casa”.
Ovelar y Bareiro, estando en el ejercicio del sacerdocio en Paso Yobái, habrían manoseado y abusado de menores y jóvenes entre los años 2011 y 2013. Los casos fueron denunciados ante la fiscalía de Villarrica en marzo de 2015; sin embargo, los agentes fiscales Perla Cáceres y Carlos Alvarenga, aparentemente presionados por los religiosos denunciados, dilataron la investigación y una definición del caso. Con argumentos infantiles, Cáceres se desentendió del caso, mientras que el segundo recién ahora que se reavivaron las denuncias estaría acusando a los supuestos abusadores.
Comunicado de la CEP
La Conferencia Episcopal Paraguaya emitió ayer un comunicado en el que indica que desde el momento en que se conocieron las denuncias contra los sacerdotes, inmediatamente pusieron en práctica el protocolo en caso de abuso de personas por parte de religiosos. En uno de sus apartados dice que si el caso fuera denunciado ante la justicia, la Iglesia debe apartarse para que esa instancia actúe libremente.
También piden al obispo diocesano, Mons. Ricardo Valenzuela, que siga de cerca el procedimiento y se mantenga en comunión con las víctimas y sus familiares.
Diócesis de Villarrica
El obispo de Villarrica, Mons. Ricardo Valenzuela, también dio a conocer ayer un comunicado que destaca que los sacerdotes fueron cesados una vez que se conocieron las denuncias.
“La diócesis de Villarrica del Espíritu Santo reafirma su posición inclaudicable de que el abuso sexual infantil es a la vez inmoral y criminal, y desea ver a los responsables de los medios de comunicación como su aliado para exponer y ayudar a erradicar este mal. El ocultamiento de la verdad es una injusticia para con la víctima, un perjuicio para los delincuentes y un daño para la Iglesia y la comunidad en general”, afirma el obispo en su documento.