El agua cortó la mayoría de los caminos de tierra de la zona, así como el costoso y pésimo afirmado “tipo ripio” construido por la Gobernación departamental. Solamente la Ruta 4, que se encuentra en etapa de reconstrucción, y la vía que une Pilar con General Díaz, no fueron anegadas.
Los habitantes de diversas comunidades, principalmente rurales, utilizan caballos, tractores y hasta canoas para llegar a destino. Al estancarse las aguas de lluvia, que mantienen inundadas las chacras y campos de pastoreo, se perdió toda la producción agrícola y va en aumento la mortandad de animales, especialmente el ganado menor, que es “la alcancía” de los vecinos más humildes. Entre las comunidades más afectadas están Tacuaras y Guazú Cua.
Tras un esperanzador fin de semana de sol, lamentablemente desde ayer las precipitaciones se reanudaron y las condiciones climáticas no vislumbran posibilidades de recuperación.
