En Tañarandy será escenificada la expulsión de jesuitas de Paraguay

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En el teatro El Molino de la compañía Tañarandy del distrito de San Ignacio, Dpto. de Misiones, se realizan intensos preparativos para la escenografía y la instalación de un retablo adornado con retazos de marquerías para la conmemoración de la Semana Santa. Este año será escenificada la expulsión de los jesuitas de nuestro país, ocurrida hace 250 años.

SAN IGNACIO, Misiones (Rafael Marcial Montiel, corresponsal). En el teatro El Molino de San Ignacio, el artista Koki Ruiz, junto a un grupo de jóvenes, prepara el retablo que se instalará en La Barraca para la Semana Santa en la compañía Tañarandy. El Viernes Santo habrá procesión de la Virgen la Dolorosa por el Yvága rape (camino al cielo), a partir de las 16:00 y luego a las 19:00 se tendrá el acto recordatorio en el centro cultural La Barraca.

Ruiz señaló que este año será representado en cuadros vivientes la expulsión de los jesuitas de nuestro país hace 250 años. Añadió que se realizará una gran escenografía con la idea de transmitir el sentimiento de la expulsión a través de coro, cuadros vivientes, con la actuación de artistas del teatro El Molino de San Ignacio, la Municipalidad de Asunción y del grupo Jakaira.

Agregó que el retablo se adorna con los retazos de marquerías. En vez de tirar a la basura nosotros recogimos y trajimos en gran cantidad de las galerías de Asunción para armar el retablo, dijo.

“El retablo de retazos de cuadros será una obra que perdurará y que se puede donar a la capilla del Hogar de Anciano de San Ignacio”, anunció Koki Ruiz. Mencionó que este año se cumplen 25 años de la peculiar forma de conmemorar la Semana Santa en Tañarandy.

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El artista dijo que es muy importante reflexionar sobre la expulsión de los jesuitas no como un hecho histórico, “sino del por qué la expulsión después de 160 años de una sociedad igualitaria, única en la historia del Paraguay, incluso a nivel mundial”.

Explicó que las reducciones estaban formadas por 30 pueblos y 40.000 indígenas, cada familia con una vivienda digna y un terreno para cultivar y producir la tierra. “Cada uno de los 30 pueblos tuvo casa de ancianos, asilos de huérfanos, lugar para escuálidos. Era una sociedad igualitaria, autosuficiente, porque había comida, vivienda y mucha prosperidad”, resaltó.

Las reducciones exportaban yerba mate, los indígenas aprendieron arte y oficio en los talleres y la música barroca.

El centro de las reducciones jesuíticas en el Paraguay fue San Ignacio Guasu, actual San Ignacio, Misiones, fundado el 29 de diciembre de 1609. Es una historia singular y hay que reflexionar, pese a los detractores de la época, dijo el artista. La expulsión se produjo en febrero de 1767.