El comandante de la Policía Nacional, Críspulo Sotelo Cáceres, llenó ayer de vergüenza a su institución.
La Policía Nacional enfrenta un sinnúmero de problemas y es responsabilidad de sus oficiales superiores buscar la transparencia institucional.
En lugar de sumar su esfuerzo para fortalecer a la Policía Nacional, el comisario Críspulo Sotelo Cáceres envió ayer a sus hombres para cumplir una bochornosa actuación: complicidad con el senador Óscar González Daher para tomar granos de soja de propiedad ajena.
Esto sucedió en la compañía Yaku’i Guazú, distrito de Mayor Otaño, departamento de Itapúa.
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Cerca del mediodía, 150 efectivos policiales llegaron para escoltar a cosechadoras del Grupo Favero en su camino a la propiedad de Marino Raiter.
La finca de Raiter fue arrendada por Sienna SA para el cultivo de granos. La jueza Mafalda Cámeron Luque impuso una medida cautelar sobre la producción, el 19 de enero último.
El martes pasado, la jueza Julia Rosa Alonso Martínez, titular del juzgado civil del quinto turno de Asunción, anuló la sentencia firmada por su colega Mafalda Cámeron Luque.
La atribución de modificar o anular una sentencia es potestad exclusiva de un tribunal de apelación.
Abierta complicidad
Antes de que la justicia pueda reaccionar en torno a este despropósito legal, Críspulo Sotelo Cáceres mandó a sus hombres a Mayor Otaño para proteger al Grupo Favero en la extracción ilegal de granos de Sienna SA.
Antes de contar con un dictamen de la asesoría jurídica policial, sin comunicación previa al Ministerio del Interior, Críspulo Sotelo tomó la decisión de atropellar la propiedad en resguardo del Grupo Favero.
Luego de reprimir con una inusitada violencia a los empleados de Sienna SA, los policías lograron que ingresen las cosechadoras.
En la primera tarde de trabajo completaron 130 hectáreas cosechadas, lo que representa casi 300.000 dólares de valor comercial.
El fuerte respaldo al atropello, al punto de violar el protocolo de intervención policial, puede hacer suponer que parte de los 300.000 dólares cosechados ayer corresponden también al comandante de la Policía.
Marino Raiter acusó a la esposa de Óscar González Daher, escribana Nélida Chávez, de falsificar su firma para confeccionar hipotecas y pagarés falsos en favor del Grupo Favero.
El Ministerio Público confirmó que la firma de Raiter fue falsificada, según consta en el dictamen 353/15 del Laboratorio Forense.
Óscar González Daher cumplió su palabra de entregar granos al Grupo Favero, sin importar que las hipotecas sean falsas; y parece que fueron falsificadas por su propia esposa.
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