Monseñor Robledo dirigió la mayor parte de su prédica a los jóvenes. Les instó a comprometerse con la sociedad para hacer el anhelado y necesario cambio.
También dijo que las familias deben renovarse con el espíritu cristiano; nacer de nuevo y caminar por el camino del bien.
El obispo diocesano expresó que el Paraguay necesita salir del estado de violencia al que está sometido.
El párroco de esta ciudad, presbítero Ever Chamorro, definió a las familias iteñas como auténticas y que viven profundamente su fe católica. En cuanto a los jóvenes, refirió que son sanos, entusiastas y que trabajan por sus comunidades.
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“Esta es una ciudad tradicional; como en todo pueblo del interior, tienen aún muy arraigadas sus costumbres y tradiciones. Las familias viven profundamente su fe y el rezo del santo rosario es una tradición que no se termina”, expresó.
Agregó que se notan algunos problemas en los hogares, pero que son aislados y que la mayoría de las familias se mantienen muy apegadas a su fe hacia Dios y se identifican plenamente con el patrono San Blas.
Este distrito se caracteriza por la artesanía en barro del que elaboran desde cántaros hasta las gallinitas de la suerte que lo identifican.
También cuenta con producción de miel negra y sus derivados.