Entran para comer y juntar y no es justo que ahora no se haga nada para frenar el trabajo infantil, dijeron.
El encargado del lugar, Cristian Ortiz confirmó el hecho y aclaró que “cortan la cerca perimetral de las casi 24 hectáreas y entran en grupos. Siempre hay alguien de los menores que vigila y cuando se patrulla la zona, salen rápidamente”. Presume que son del barrio San Rafael, cercano al basural.
En 2012, a través de un proyecto encarado por la Fundación Crecer con Futuro, se logró erradicar el trabajo infantil en el vertedero encarnaceno, tras casi 10 años de lucha. Un hecho que marcó un antes y un después en el futuro de los niños.
La ONG Crecer con Futuro, de España precisamente nació tras un largo proceso que involucró a la Municipalidad local, universidades públicas y privadas, instituciones de servicio, y un equipo de profesionales rentados y voluntarios.
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Los antiguos habitantes del vertedero se mudaron a un barrio construido por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) a pocos kilómetros del vertedero municipal, y los niños y adolescentes que vivían y comían de la basura concurren al Centro de Atención Ara Pyahu donde reciben alimentación y capacitación.
En aquel entonces, la Municipalidad local dictó una resolución, que lleva el número 517/2012, por la cual se declara “zona libre de trabajo infantil la planta de relleno sanitario municipal de la ciudad de Encarnación”, y una ordenanza, la número 157/2012, a través de la cual “se prohíbe el ingreso de niños, niñas y adolescentes a los depósitos temporales y/o finales de residuos sólidos de la ciudad de Encarnación”.
“Fue el resultado de una tarea multifacética con unos 150 niños y sus familias, en el barrio San Antonio Ypecurú. Prácticamente vivían en el vertedero municipal, e involucró a mucha gente e instituciones públicas y privadas, en un esfuerzo común por sacarlos literalmente de la basura, donde se encontraban sin ninguna perspectiva de futuro. Fue un trabajo colosal”, señaló la integrante de la comisión directiva de Crecer con Futuro, Juana Cañete.
Desde el momento que se logró sacar a los pequeños del basural, habíamos señalado que se requería de voluntad política para cuidar ese logro. Hay una realidad insoslayable; la gente que recicla no llega a cubrir necesidades básicas. Trabajan doce horas, día de por medio y apenas ganan alrededor de G. 40.000, comentó Cañete.
Agregó que ahora se espera que la Comuna intervenga nuevamente y prohiba el ingreso de niños y adolescentes al vertedero municipal tal como establece la resolución y ordenanza municipal.
