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GUAZU CUÁ, departamento de Ñeembucú (Clide Noemí Martínez, corresponsal). La dramática situación de aislamiento de la comunidad rural impedía desde hace mucho tiempo la atención de la salud de sus pobladores. Es el caso de la pareja de ancianos Segundo González y Ospicia Velazco, cuya vivienda se encuentra aislada por el desborde de los esteros.
Don Segundo González, con 78 años de edad, sufre de diabetes. Su salud fue deteriorándose en los últimos tiempos y prácticamente había perdido las esperanzas de recibir una atención médica adecuada.
Los ancianos, que son asistidos por sus vecinos con víveres y otros artículos para su subsistencia, viven en soledad en una precaria vivienda. Para conectarse con el resto de la población deben manejarse con caballos, lo que actualmente resulta prácticamente imposible debido a la avanzada edad de la pareja y que don Segundo ha perdido los pies a causa de las complicaciones de su enfermedad.
La pareja y otras diez personas fueron atendidas por los profesionales de la Atención Primaria de la Salud (APS) y de la Unidad de Salud Familiar (USF) del distrito de Guazú Cua. Los funcionarios realizaron un gran sacrificio para llegar a destino.
Los pobladores valoraron la asistencia médica que no recibían desde hace mucho tiempo. Al no poder ingresar vehículos a estos lugares, los que sufren afecciones graves corren el riesgo de perder la vida en el intento de llegar a un centro asistencial.
Esta misma situación viven pobladores de varias compañías del Ñeembucú, cuyos accesos permanecen anegados por los esteros desbordados, desde hace años.