Expresaron que la ruta de tierra, en el sector de Garros Cue, tiene un tramo casi impasable en los días de lluvia. La vía pavimentada con piedras de desecho de cantera es un peligro para los automovilistas y motociclistas del sitio.
San Juan de Ñeembucú era décadas atrás un sitio obligado para una escala en los viajes de los pobladores del sur con destino a Asunción. Esto permitía, que si bien la ruta era de tierra, tuviera un mantenimiento regular por parte de las maquinarias del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).
El drama para los habitantes de este distrito coincidió con la etapa de esperanzas que vivía la capital departamental con el asfaltado de la Ruta 4. Cambios en el trazado, dejaron fuera del asfalto a San Juan y el distrito quedó marginado, sin ruta de todo tiempo y con muy esporádica acción de vialidad para el mantenimiento de su camino de acceso.
La esperanza de contar con una ruta pavimentada se dio con la construcción del afirmado de la vía que une Tacuaras y San Juan de Ñeembucú. La obra financiada por la Gobernación, administrada por Carlos Silva (PLRA), estuvo a cargo de la constructora BGF SA, representada por Jorge Franco, por G. 11.033 millones.
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Sin embargo, la ilusión duró poco tiempo porque el pavimento “tipo ripio”, con filosas piedras de destape de cantera es una verdadera tortura para los automovilistas y un peligro de muerte para los motociclistas que la transitan.
El mal estado del camino se prolonga hasta la zona de Villa Franca, población que desde hace mucho tiempo se encuentra en un estado de semiaislamiento por el pésimo estado del camino que llega a San Fernando.
Un poblador de la zona, Édgar Cano, lamentó que las instituciones se desentiendan de la obligación de mantener en buenas condiciones las vías del departamento.
