Siglo y medio de olvido

A siglo y medio del desarrollo de las grandes batallas de la Guerra del 70 que tuvieron como escenario los humedales del Ñeembucú, las imágenes de la geografía departamental muestran heridas que nunca han cicatrizado. El pésimo estado de la mayoría de sus caminos, edificios en ruinas o abandonados por el éxodo de su población y el miserable estado de los monumentos históricos son algunos ejemplos de esta lastimosa situación.

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HUMAITÁ, departamento de Ñeembucú. Más allá de la destrucción causada por el ejército invasor, la ingratitud de toda la sociedad paraguaya ha llevado a un injusto olvido a los protagonistas de increíbles muestras de heroísmo y sus descendientes, marginados de toda acción que los reivindique. En el Ñeembucú el abandono se expresa de diferentes maneras; una de ellas es el éxodo de su población, que sin esperanzas ni oportunidades ha migrado masivamente en busca de un mejor porvenir a tierras extrañas.

Las taperas que se multiplican en el sector rural son consecuencia de la diáspora de los ñeembucuenses. Estas casas abandonadas pertenecen en su mayoría a familias de labriegos, los que, desilusionados por la falta de una política de Estado que apoye a los pequeños productores, fueron migrando paulatinamente; inicialmente lo hicieron los hijos, en busca del bienestar que jamás alcanzaron sus padres, y más tarde se llevaron a los mayores, quienes, cansados de batallar sin resultados en sus empobrecidas tierras y sin caminos para acceder al mercado, tuvieron que unirse al doloroso éxodo.

Actualmente, la mayoría de las familias de agricultores están conformadas por ancianos, que apenas pueden sostener pequeñas parcelas con cultivos de autosustento. La supervivencia de los que se han empecinado en resistir en una tierra sin futuro se debe a las remesas que envían sus familiares que trabajan en el extranjero.

Las taperas se pueden ver prácticamente en todo el territorio departamental, pero son más evidentes en el distrito de Humaitá, donde se pueden ver construcciones ruinosas y abandonados en el mismo casco céntrico de la histórica ciudad.

Igualmente, los caminos de acceso a los pueblos del departamento, salvo algunas excepciones, son barreras insalvables en la mayor parte del año, mientras que en algunos casos solo se puede acceder a los pueblos con vehículos de tracción en las cuatro ruedas, para llegar a otros se deben utilizar lanchas porque las precarias vías de acceso han sido invadidas por las aguas de los ríos. Los únicos beneficiados del aislamiento de las comunidades del sur son los delincuentes, que operan en parajes de difícil acceso y escasa población, traficando drogas, combustible de origen ilegal y artículos de contrabando.

Historia despreciada

En el departamento de Ñeembucú se libraron las más grandes batallas de la Guerra del 70, entre ellas la de Curupayty, considerada la victoria más resonante de las fuerzas paraguayas contra las fuerzas combinadas de Brasil, Argentina y Uruguay. La mayoría de los sitios históricos se encuentran en terrenos privados y son de difícil acceso. Los monumentos, que se encuentran en ruinas por falta de mantenimiento, fueron erigidos con la financiación de la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP) durante la presidencia del contralmirante Ramón Enrique Martino, héroe pilarense de la Guerra del Chaco.

También fue escenario de cruentas batallas de la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870). Los monumentos erigidos en los sitios que recuerdan la Guerra Grande están en condiciones bochornosas.

Del humillante trato que brindamos a nuestros mártires y de lo poco que interesa a las autoridades han sido testigos, principalmente en las últimas décadas, delegaciones de los tres países a los que una generación de paraguayos enfrentó con una valentía sin par.

Con los actos compartidos con uruguayos, argentinos y brasileños, lo que ya era una vergüenza nacional, se ha internacionalizado, dejando una pésima imagen de nuestra sociedad. El estado de los monumentos es humillante para nuestro país y su pueblo; dan tan pobre imagen de nuestro patriotismo y nuestro respeto a los héroes, por lo que será muy difícil que los vecinos nos respeten a la hora de los reclamos de la devolución de los archivos históricos o el pago de un precio justo por la energía que les cedemos.

Al cumplirse 150 años de la Guerra Contra la Triple Alianza, acontecimiento que atrae la presencia de delegaciones extranjeras, las hubiéramos recibido con caminos decentes y monumentos que reflejen el orgullo que dicen tener nuestros dirigentes en todos los actos públicos al referirse a los héroes, en una muestra de gran hipocresía.

Promete gestionar

El sábado 2 y domingo 3 de abril, el ministro de Defensa del Brasil, Aldo Rebelo, visitó la zona de las grandes batallas de la Guerra contra la Triple Alianza. Lo acompañaron su colega paraguayo, Diógenes Martínez; el gobernador, Carlos Silva, y autoridades comunales.

Consultado sobre esta lamentable realidad, el ministro de Defensa, Diógenes Martínez, dijo conocer la situación, pero que faltan los recursos.

“Recorrer los sitios históricos y observar el estado en que están realmente me lastimó. Nunca creí que encontraría en estas condiciones estos lugares que se deben cuidar y preservar”, expresó Martínez.

Afirmó que se debe trabajar en un proyecto que abarque todo, hasta la catalogación de los objetos que están los museos públicos y privados. Reconoció que el Ministerio de Defensa es responsable del cuidado de las reliquias y que se debe buscar que las binacionales financien las acciones o incluir en el presupuesto, entre otras opciones.

clide.martínez@abc.com.py

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