El jefe del sector Medio Ambiente de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), ingeniero Bruno Vergara, a principio de diciembre se había referido a la repentina proliferación de vegetación acuática en el subembalse. Habló también de que el “área de obras realiza un importante trabajo de dragado de forma constante en el subembalse”.
Sin embargo, esa operación de limpieza de sedimentos no es tal. “Solo chupan de un lugar para expulsarlo a otro”, explicó el Ing. Victoriano Vázquez, de la Municipalidad de Encarnación. Aclaró que el dragado es profundizar el subembalse y sacar el sedimento del cauce y trasladarlo a tierra firme.
En enero de 2011, antes de la elevación del embalse del río Paraná, un equipo interinstitucional integrado por técnicos de la EBY y la Municipalidad de Encarnación acordó encarar las obras clave, puntuales, antes que subiera el agua en ese sector. Fueron tres: sellado sanitario de los cientos de pozos ciegos que quedaron tras la reubicación de los pobladores del barrio Villa Cándida; remoción de la biomasa (arbustos y árboles) y el dragado de lo que sería posteriormente el subembalse de los arroyos Poti’y y Santa María (ubicado al Este de la capital itapuense) hasta la profundidad de 2,0 metros como mínimo.
Las dos primeras acciones se realizaron a medias y el sellado tampoco se completó. Una parte de la biomasa fue removida, la otra todavía queda y el dragado directamente no se hizo, afirmo Vázquez.
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