Una mujer con esquizofrenia vive encerrada en San Rafael del Paraná

Ignacia Pedrozo es una mujer de 30 años que padece de esquizofrenia y que prácticamente vive encerrada en una “jaula” de madera. Y aunque parezca un trato inhumano, es la única forma que encuentran sus padres para mantenerla segura de ella misma. La familia carece de recursos y no pueden solventar el tratamiento médico que puede ofrecerle a Ignacia una mejor calidad de vida.

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SAN RAFAEL DEL PARANÁ, Dpto. de Itapúa (Juan Augusto Roa, de nuestra redacción regional). La mujer vive con sus padres, Pedro Pedrozo (50) y Lucila Benítez (48), en un paraje rural alejado de todo y conocido como 3 de Febrero. Sin caminos de todo tiempo y rodeado de cultivos de soja, la familia de Ignacia se debate entre la miseria y la desesperación.

“A los tres años ella tuvo un susto y desde entonces está así” comenta Don Pedro.

Una pequeña construcción de madera con una única abertura hacia el frente y una especie de corredor con empalizada sirve de habitáculo a la mujer.

Ignacia suele ponerse violenta y a la pareja solo le queda la opción de mantenerla aislada durante la mayor parte del día, justificó el señor. También, duerme en una misma habitación con sus padres, quienes la vigilan para evitar que salga de la casa.

En agosto del 2016 llevaron a Ignacia al médico y le recetaron medicamentos, entre un tónico cerebral y una droga, al igual que seguir una buena alimentación. Pero debido a la pobreza de la familia –y la falta de educción de los mismos padres– no pueden seguir con el tratamiento. Ni siquiera las pastillas le son suministradas regularmente porque, según afirmó Pedro Pedrozo, su hija “no aguanta” los efectos del fármaco debido a su debilidad física.

Semanas atrás, su padre acudió a la Junta Departamental de la Gobernación de Itapúa a pedir asistencia. “Pero lo único que recibí de ellos (los concejales), es que iban a ver cómo ayudarme. Hasta ahora nadie se comunicó conmigo, ni vino a vernos”, (sic) lamentó.

La pareja posee unas cuatro hectáreas de tierra, de las cuales dos fueron arrendadas a un productor de soja. Su vivienda es precaria, con piso de tierra y ni siquiera tienen suficientes camas para toda la familia. El matrimonio tuvo once hijos y de los cuales seis –todas mujeres– siguen viviendo en esta casa.

Además, la única de las hermanas que logró terminar la escuela primaria fue Gloria, de 14 años, quien ahora trabaja en la chacra familiar y en donde el cultivo se limita a porotos, mandioca y maíz. La menor tiene 10 años y también acude regularmente a la escuela.

La compañía 3 de Febrero se encuentra a unos 150 kilómetros al norte de Encarnación y a 20 kilómetros del centro urbano de San Rafael del Paraná.

Ausencia del Estado

La situación por la que atraviesa la familia de Ignacia Pedrozo evidencia la absoluta ausencia del Estado en esta zona del país.

La secretaria de Acción Social de la Municipalidad de San Rafael del Paraná, Marcia Zarza, dijo que ya estaba al tanto del problema. Afirmó que están coordinando acciones con una ONG y con la responsable de la Consejería de la Niñez (Codeni) local, Zully Orrego.

Anunció un proyecto para dotar a la familia de una vivienda adecuada a la situación que atraviesan.

Reconoció que el problema requiere mucha atención por su complejidad. Se comprometió a gestionar recursos para ayudar a Ignacia y a sus padres.

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