Una odisea para el alumbramiento

El nacimiento de los mellizos se produjo en la mañana del pasado miércoles 15 de febrero. El doctor Daniel Gómez, de la Unidad de Salud Familiar de Puerto Pinasco, ya venía atendiendo a Ester Bareiro Martínez (41) en su control prenatal y el parto por cesárea se tenía programado para el 3 de marzo, porque los pequeños estaban sentados.

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Se había planeado que la mujer viajaría en barco rumbo a Concepción para tener a sus bebés en el hospital regional. Pero, ese miércoles comenzó a sentir fuertes molestias y acudió al Dr. Gómez, quien decidió trasladarla de urgencia en una lancha.

Ester fue acompañada por el Dr. Gómez, su marido Ricardo Rojas y su hermana.

El médico comentó que cuando partieron hacia Concepción la mujer no estaba tan grave, pero por el camino, debido al movimiento de la lancha, el dolor se fue intensificando.

Luego de tres horas de viaje, los dolores ya eran insoportables. Faltando 30 kilómetros para llegar a Concepción, la paciente rompió bolsa, pero aún así el doctor decidió seguir lo más rápido que se pudiera, pues el parto normal era complicado y riesgoso.

Unos 10 minutos después de que se rompiera la bolsa, el doctor inspeccionó a la paciente y notó que el pequeño pie de una de las criaturas ya se encontraba en el exterior. En ese momento no tuvo otra opción que detenerse a un costado y asistir el parto.

Parto improvisado

“Nos encostamos y ahí nacieron mis hijos. En un momento dado, no teníamos con qué cortar ni atar el cordón umbilical. Por suerte, yo tenía una tijera de peluquería y nos salvó”, recordó Rojas. Una cinta del carnet de trabajo sirvió para atar los cordones umbilicales, mencionó.

Uno de los bebés se llama Daniel en honor al doctor que ayudó en el parto, y el otro, Digno, en homenaje a uno de sus abuelos.

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