La mayor favela de Venezuela rompe la cuarentena urgida por el hambre

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La confirmación de casos decovid-19 en Venezuela agudizó aún más la escasez de alimentos en el país, sumido en una crisis política, económica y social.
La confirmación de casos decovid-19 en Venezuela agudizó aún más la escasez de alimentos en el país, sumido en una crisis política, económica y social.GENTILEZA

Urgida por el hambre , la mayor favela de Venezuela, Petare, desafía las medidas de confinamiento ordenadas por el régimen del socialista Nicolás Maduro para enfrentar al nuevo coronavirus.

CARACAS (AFP). Venezuela es uno de los países con las mayores reservas probadas de petróleo en el planeta, pero atraviesa desde hace más de un lustro por una profunda crisis que se expresa en contracción de la economía, en alta inflación y escasez cíclica de alimentos y medicinas.

La pandemia encontró a Venezuela con una economía reducida a menos de la mitad en seis años de recesión, precios disparados por la hiperinflación y una depreciada moneda.

“¡A retirarse a sus casas!”, ordenan con megáfonos militares y policías en Petare haciendo valer una cuarentena ante la propagación del nuevo coronavirus que personas de todas la edades rompen para “guerrear” contra el hambre.

Cansada de huirle a las fuerzas de seguridad, Gladys Rangel se quita su tapabocas casero y descansa sentada en un recodo, sin encontrar a quién venderle sus bolsitas de ajíes y limones por 5 centavos de dólar.

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“Si no me muero del virus, me muero de hambre”, dice a esta delgada mujer de 57 años.

Gladys es uno de los 400.000 habitantes de esta barriada del este caraqueño, un sinfín de viviendas de bloques y techos de zinc levantadas desordenadamente sobre montañas desde mediados de siglo pasado, donde los servicios de agua, gas doméstico y recolección de basura son precarios.

Los 50 centavos que ganó alcanzaron para un poco de mortadela y algunos plátanos. “Con eso como (...) hasta mañana que tengo que bajar a trabajar. Y así es la rutina diaria”, lamenta.

Desciende por angostas escalinatas para “guerrear” en calles colmadas de buhoneros y multitudes de peatones desde la mañana hasta la noche. Pero ahora, en tiempos de pandemia, esa efervescencia se limita a cuatro horas por jornada.

Por exigencia de uniformados desplegados por montones en Petare con equipos antimotines, las santamarías 0150las cortinas de los comercios– deben bajarse a las 10 de la mañana y la gente es desalojada de espacios públicos.

“¿No tenemos derecho a comprar comida, entonces?”, se queja bajándose su barbijo una joven que abandonaba una larga fila para comprar carne.

“Por donde tú lo veas, estamos jodidos, porque aquí si tú no trabajas no comes”, reclama Gladys.

Entre las medidas para contener el coronavirus en un país con 181 casos confirmados y nueve fallecidos, el Gobierno suspendió actividades laborales, salvo sectores esenciales como alimentación o salud.

César Herrera, que gana unos 5 dólares al mes como vigilante en una casa, sale a diario, como miles de habitantes de Petare y otras zonas populares, en busca de comida.

Venezuela, según el independiente Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), registró unas 60,3 muertes violentas por cada 100.000 habitantes en 2019, diez veces la media mundial; aunque el chavismo reportó 21 homicidios por cada 100.000.

Frente común con régimen de Irán

El gobernante chavista, Nicolás Maduro; y el de Irán, Hasan Rohaní, evaluaron “hacer un frente común para luchar contra las sanciones” impuestas por EE.UU.

“Evaluamos hacer un frente contra las sanciones imperiales que afectan a nuestras naciones. Asimismo, agradecí el respaldo de Irán para alcanzar el acuerdo petrolero que estabilizará los mercados mundiales”, explicó Maduro. El régimen islamista, de mayoría chii, es uno de los aliados del dictador venezolano, con China y Rusia. (EFE)